Escribir es un arte que siempre me ha gustado aplicar, porque cada vez que escribo, conecto con emociones internas y externas. Por ello, hoy me siento muy feliz al decir presente en este concurso que ha auspiciado nuestra amiga @solperez . Sin más preámbulo, comienzo con mi participación.

  Comenzando el siglo XVII, Timotes se destacaba por ser uno de los pueblos más alegres y coloridos de Mérida. Visitar este hermoso poblado era vivir la experiencia de estar en un paraíso. Por ello, durante muchos años fue el centro de atracción para las personas que querían turistear en este lugar de ensueño tan famoso en Venezuela.

  En Timotes todo parecía estar bien. Sin embargo, la presencia de la alta alcurnia del pueblo significaba una realidad totalmente diferente a la que los turistas podían percibir, porque detrás de la gentileza y aparente algarabía que había; se ocultaba una realidad muy sombría que estaban viviendo los pobladores.

  La realidad oculta que vivían los pobladores de Timotes no era revelable y si alguien se atrevía a contar lo que estaba sucediendo, corría el riesgo de ser fusilado en el castillo de Broloc, uno de los representantes más influyentes de la alta alcurnia o, lo colgaban en la plaza del pueblo después de sufrir una tortura física y psicológica.

  La alta alcurnia de Timotes solía reunirse una vez al mes en el castillo de Broloc para discutir el ingreso de nuevos integrantes y, aunque está élite siempre estuvo encabezada por hombres; Broloc sintió que había llegado el momento de integrar a las mujeres para que estas le dieran un toque especial a la organización.

  Cuando los pobladores se enteraron de que las mujeres iban a formar parte de la élite, creyeron que el yugo llegaría a su fin, pero nada fue así porque después de este ingreso vieron cómo la tiranía se agudizó y cada día que pasaba ellos veían que la felicidad solo era para los integrantes de la élite.

  Durante muchos siglos Timotes vivió un espejismo social. Los turistas creían que ese era el lugar más feliz del mundo, pero la alta alcurnia se encargaba de arrebatarles esa felicidad creyendo que ellos eran los únicos que podían ser feliz y, para asegurarse que los secretos jamás salieran a la luz, cada mes en esas reuniones condenan a alguien, ya que ellos estaban seguros de que el miedo evitaría que algunos se revelara en el futuro.

¡Muchas gracias por leer mi publicación!