¿Quién es un buen samaritano?

La parábola del buen samaritano que es narrada en el evangelio de la Biblia cuenta que un hombre fue golpeado y robado de sus posesiones, tirado junto al camino y estaba herido, casi muerto.

Pasó por ese mismo lugar un sacerdote judío pero no se detuvo a ayudarlo, también pasó un levita que es un adorador dedicado al ministerio pero tampoco se detuvo a ayudarlo.
Luego pasó un hombre de Samaria y él se compadeció por su prójimo aún sin conocerlo, lo ayudó, vendó sus heridas, le dio agua y comida; lo llevó a un hotel para que descansara y repusiera sus fuerzas; pagó el costo de todo lo que el hombre desventurado precisaría para recuperarse.
Eso es ser un buen samaritano; muchas veces tenemos la oportunidad de ayudar al prójimo pero por no conocerle no nos atrevemos; sin embargo, esta parábola nos enseña de que debemos ayudar al que lo necesita sin importar quien sea.

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¿Cuándo fue la última vez que ayudaste a alguien y en qué ayudaste a esa persona?

No me gusta mucho decir las cosas que hago porque la Biblia dice que lo que hace la mano derecha no lo debe saber la izquierda y viceversa. Pero suelo prestar un servicio desinteresado y muy valioso a los transeuntes que están anclados en las carreteras que conectan a Lincoln y Pasteur.

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Son 100 km desolados, sin transporte público y la gente que no tiene automovil propio debe apelar a la buena voluntad de los que si tenemos automovil para ayudarlos a transportarles si queremos ayudarles con un favor impagable.

Hace un par de semanas llevé a un humilde policía que fue asignado a trabajar muy lejos de su hogar.

Cuando lo vi en la carretera en el inclemente sol, mi corazón se conmovió y le hice un lugar en mi auto junto a mis hijos.
Lo llevé 100 kilómetros desde las afueras de la ciudad de Lincoln hasta la puerta de su casa en Pasteur.

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¿Por qué ayudaste a esta persona? ¿Cuánto te costó?

Yo sabía que los policías en este país son muy mal pagados y no tienen para pagar lo que vale un servicio de transporte privado y les es muy difícil comprarse un automóvil propio. Así que ayudarlo a él es ayudar a su economía, a su integridad como persona y a su familia que lo esperaban ansiosos en su casa su esposa y sus hijos.

Me costó nada; aunque si se trata de sacar costos de un viaje como ese, entonces debería cobrarle al menos 60 dólares; pero obviamente sería incapaz de cobrarles a los transeúntes menos favorecidos de la sociedad.
Esta práctica de transportar a las personas que piden auxilio en el camino solemos hacerlo muy a menudo, así ayudamos a maestras, policías, bomberos y personas laburantes.

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¿Qué beneficios obtuvo al ofrecer ayuda?

La satisfacción de ayudar, de ver las sonrisas en los rostros de los hijos del policía cuando vieron a su padre llegar temprano a su casa, sano y a salvo. Eso no tiene precio; un gracias de una esposa alegre y la desbordante felicidad de los niños.

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