RESEÑA DE LIBRO: ESTUDIO EN ESCARLATA; DE ARTHUR CONAN DOYLE
(Este es mi primer post en steemit y mi post de "hacelo de una vez"/ This is my first steemit post and my "do it already" post)
![20200202_214501.jpg]()FICHA
Título original: A Study in Scarlet
Autor: Arthur Conan Doyle
Año de publicación original: 1887
Terramar ediciones, 2004, impreso en pcia. Buenos Aires, Argentina
ISBN: 987-21402-4-3
La primera aparición de Sherlock Holmes constituye uno de mis libros favoritos. Tenía entre ocho y diez años cuando lo leí por primera vez (le regalaron a mi hermano Estudio en escarlata y La señal de los cuatro y como había escuchado de él como el gran detective de todos los tiempos en Scooby Doo y, sobre todo, en Detective Conan, los leí con mucho entusiasmo por conocer al personaje (aun cuando ya había leído una versión resumida de Estudio en escarlata que había salido en un libro de colección de clásicos para niños de la revista Genios, pero no recuerdo que me hubiera resultado particularmente interesante)), y si no lo he releído todos los años, el promedio no debe estar lejos. Aunque es cierto que, en cierto modo, creo que sólo una vez lo he leído entero: el libro está compuesto por una primera y tercera partes donde narra el doctor Watson, mientras que en la segunda hay un narrador en primera persona no participante que narra casi todo el tiempo como si fuera un narrador en tercera persona que cuenta el pasado del criminal de la historia que cuenta Watson, pero esta segunda parte puede saltearse y no afecta en nada a las otras dos, ya que funciona como una novela corta independiente –que me había parecido aceptablemente buena, creo recordar, pero no es una historia de Sherlock Holmes–, además de que Holmes y Watson no se enteran jamás de la mayor parte de lo narrado en esa parte.
Por lo tanto, me referiré aquí a sólo la primera y tercera partes, es decir, a la historia holmesiana (¿o sherlockiana?). Y es una historia atrapante ya desde el primer capítulo, que es donde Holmes y Watson se conocen y arreglan vivir juntos en Baker Street para tener habitaciones cómodas a un precio bajo, y desde el principio se hace notar que Holmes es alguien excéntrico, de una excentricidad atrayente que le hace recordar al doctor un verso de Alexander Pope (famoso poeta inglés del siglo xviii):
El verdadero tema de estudio para la humanidad es el hombre.
Así, aunque Holmes no le cuenta a Watson qué es lo que él hace, su manera de vivir y sus conocimientos, así como sus desconocimientos de cosas como la composición del sistema solar –puesto que Sherlock cree que cada conocimiento nuevo que se agrega, a partir de cierto punto, genera el olvido de algo viejo, y es de la mayor importancia evitar que los datos inútiles para uno desplacen a los útiles–, acicatean la curiosidad de Watson al punto de confeccionar una lista con los conocimientos y habilidades de su compañero para tratar de deducir a qué se dedica. Termina fracasando y posteriormente será el propio Holmes quien, finalmente, provoca una conversación que lo lleva, intencionalmente, a revelarle que es un detective-consultor, y también cómo había descubierto en su primer encuentro que Watson había estado en Afganistán. Esto hace pensar al doctor en Poe y Dupin, así como en Gaboriau y Lecoq, pero, curiosamente, Holmes no piensa mucho de ninguno de esos dos famosos detectives de ficción que lo precedieron (me gustaría saber si eso mismo pensaba Doyle).
Tras los dos capítulos que han servido de introducción, en el tercero es cuando Holmes invita a Watson a ir con él en respuesta a un pedido de ayuda de los inspectores de Scotland Yard Gregson y Lestrade para investigar un asesinato. Aquí, Watson ve en acción el método de Holmes para investigar. Y en su método está una de las razones por las que Holmes fue tan famoso en su época y por la que, por contraste con los policías oficiales de sus historias, se ve más brillante de lo que ya es de por sí: la criminalística estaba en sus primeros años y era mayormente desconocida para el público (en El sabueso de los Baskerville, de hecho, se menciona de pasada a uno de sus propulsores más importantes, el francés Bertillon). Holmes es así, en la ficción, un vanguardista de la investigación criminalística, por así decirlo, y este es un encanto que las series que sitúan a Holmes en el mundo moderno no pueden transmitir del mismo modo porque el contraste con los policías en esa área no puede ser tan marcado.
En fin, cada uno de los tres detectives sigue su propio curso de investigación; obviamente, el de Holmes fue el correcto, contando con la colaboración de los irregulares de Baker Street (un montón de preadolescentes o adolescentes a los que paga por sus prestaciones para buscar información sin recurrir a la policía, con lo cual no levanta sospechas de los criminales).
Finalmente, la novela concluirá con una fórmula habitual en los policiales de enigma: es en las partes finales de este tipo de historias donde suele explicarse en profundidad todo lo que el detective protagonista hizo y por qué .
REVIEW OF A STUDY IN SCARLET
The first appearance of Sherlock Holmes constitutes one of my favourite books. I had between eight and ten years old when I first read it, and if haven’t reread it every year the average must not be far. Tough it is true that, in a way, I think that I only once read it awhole: the book is made out of a first and third parts narrated by Doctor Watson, while on the second the narrator is a first non participant person, one that narrates almost the whole time as if he were a third person narrator telling us about the past of the criminal of the story that Watson narrates, but this second part can be skipped and it will not affect at all the other two since it works as an independent short novel –that I found to be acceptably good, as I seem to remember, but it is not a Sherlock Holmes story– of whose content Holmes and Watson will never get a hold of, except for a little bit.
Therefore, I will relate the accounts of only the two parts I first mentioned, which is the holmesian (or sherlockian?) story. And it is a page turner ever since chapter one, which is where Holmes and Watson meet each other and arrange to live together at Baker Street to have comfortable rooms at low price, and since the beginning it is noticed that Holmes is an eccentric character of an attractive eccentricity that makes the Doctor remember a verse by Alexander Pope (famous english poet of the eighteenth century): The proper study of mankind is man
.
Thus, even though Holmes does not tell Watson what he does, his way of living and his knowledge, as well as his unawareness of such things as the composition of the solar system –because Sherlock believes that every knowledge that one adds to oneself, after a certain point, implicates the forgetfulness of something old; as such, it is of the utmost importance not to let useless data displace the useful one–, strikes Watson’s curiosity to the point of him making a list about his companion’s knowledge and abilities to try to deduce what does he does. He ends up failing and it will be Holmes himself who will finally provoke a conversation that will lead to his reveal of being a consultant-detective, as well as how he had discovered on their first meeting that the Doctor had come from Afghanistan. This drives Watson to think in Poe and Dupin and in Gaboriau and Lecoq, but, curiously, Homes doesn’t think much of either of those two famous fiction detectives that in reality preceded him (I wondered if Doyle himself thought like that).
After the first two chapters have served as an introduction, on the third one Holmes invites Watson to go with him in response to a request of help from the Scotland Yard inspectors Gregson and Lestrade to investigate a murder. Here, Watson sees Holmes’ investigation method in action. And in this method is one of the reasons why Holmes was so famous in his time and by which he looks more brilliant than he already is out of contrast with the police officers in his stories: criminalistics was in its first years and it was mostly unknown for the public (in The Hound of the Baskervilles, in fact, it is casually mentioned one of its greatest developers, French Bertillon). Holmes is, thus, in fiction, an avant-gardist of criminalistic investigation, so to say, and this is a charm that tv series that places Holmes in the modern world are understandably unable to transmit in the same way.
Regardless of that, each of the three detectives follows their own trail of investigation; obviously, Holmes’ was the right one, with the help as well of Baker Street’s Irregulars (a bunch of preteens or teens whom he pays for their endeavours to search for information without recurring to the police, and therefore without arising suspicion among the investigated criminals).
Finally, the novel will conclude with a habitual trend in this mystery detective stories: it is often in the end that it is revealed, and in detail, what and why the protagonist detective has done