Esta telenovela trata sobre la historia de amor entre Paulina y Adrián, en el primer capítulo es claro que ya tienen un tiempo de ser novios con planes a futuro, casarse y formar su propia familia. No obstante, las intrigas, los engaños y la envidia logra separarlos. En los siguientes años, ambos continuaron con sus vidas, encontrando refugio y amor en otras parejas.

Paulina adopta a un niño sordomudo huérfano llamado Mauricio y cría a Valentina junto a su esposo Camilo, la hija que tuvo con Adrián.

Adrián por su parte, se va a España y se casa con Triana. Más adelante, Paulina enviuda y Adrián se entera que tiene una hija, este vínculo los acerca, Triana decide dejarlo, y el amor vuelve a resurgir entre ellos.

Sin embargo, el día de su boda, la vida de Paulina y Adrián termina en tragedia, ya que ambos mueren victimas del odio de la hermana de éste, Julieta, quien siempre estuvo obsesionada con él. Julieta quiso matar a Paulina, pero Adrián se interpuso para protegerla y recibió el disparo, la segunda bala fue para Paulina.

La novela aún no termina, pero de acuerdo a mi óptica, la misión de los protagonistas fue demostrar que a pesar de los obstáculos el amor siempre triunfa. Además, dejan en camino el desarrollo de una segunda historia que tiene como personajes principales a sus hijos, Valentina y Mauricio.

Tal vez su misión terminó cuando lograron estar juntos al fin. En la vida real, dos sucesos marcaron un antes y un después en este tema un tanto indescifrable, que para mí sigue siendo todo un misterio.

Mi ex compañera de trabajo, con quien solía salir a caminar para ejercitarnos en las tardes, se encargó de la enfermedad de su madre hasta que murió. También lidió con la enfermedad de un perro que le dio una de sus hermanas para que lo cuidara, y por último, se encargó de una tía que a los pocos meses de enfermarse, murió.

Ella era la segunda de 3 hermanas, no se casó y no tuvo hijos. Sus hermanas le dejaron esas responsabilidades porque tenían que atender a sus familias. Después del fallecimiento de su tía, yo pensé que al fin quedó libre para vivir más tranquila, además, ya estaba próxima a jubilarse, motivo por el cual ella estaba muy contenta, o al menos así parecía. Sin embargo, pocos meses después, ella enfermó, no fue más a trabajar, nos enteramos que tenía cáncer, y al poco tiempo falleció.

Me pregunté siempre, ¿Por qué le pasó esto?, y otra compañera me dijo: “Ella vino a cumplir con cuidar a todas esas personas, su misión terminó” .

Otra historia que me cautivó dentro de este contexto fue la de Diana Spencer, la Princesa de Gales. Me encantaba su elegancia y belleza, y padecía junto a ella esas persecuciones de la prensa, el abandono de su esposo, su tristeza y su inmensa soledad. Diana buscaba ese cariño que no encontraba en el Palacio Real y en esa vida vacía llena de lujos inútiles. También admiraba todas las obras benéficas que hizo.

Nada dura para siempre, y su tristeza se convirtió en alegría cuando encontró el amor en Dodi Al Fayed. Diana estaba feliz, me alegré de verla vivir de nuevo después de una vida llena de desolaciones. No obstante, que poco duró, murió trágicamente junto a su amado. Su muerte me impactó.

Encontró el amor, fue feliz y partió a otro plano, ¿A caso su misión eran esas obras benéficas y luego encontrar la felicidad como una leve ráfaga que se pierde en el tiempo? .