Cada mañana al despertarme lo primero que hago es extender suavemente mis extremidades para sentir cómo mi ser emerge gradualmente del sueño nocturno. Mi atención se dirige hacia la ventana, donde la luz de la mañana se filtra con elegancia a través de las cortinas. En un momento de gratitud, inspiro profundamente, expresando agradecimiento por la jornada que se revela ante mí.

Luego, manejo mi dispositivo móvil para silenciar la alarma. En lugar de sumergirme inmediatamente en el bullicio digital, dedico un tiempo para la reflexión y la planificación. Mentalmente trazo los objetivos diarios, establezco propósitos positivos y agradezco por las oportunidades que se presentan.

La siguiente etapa implica disfrutar de una refinada infusión de café o té, deleitándome con el envolvente aroma que impregna el entorno. Este pequeño rito matutino me prepara para afrontar el día con vitalidad y una perspectiva positiva. Con cada amanecer, descubro un renovado punto de partida lleno de potencialidades, ansioso por lo que el día tiene reservado.

Invito a @queenella1 @onomzy001