Palabras mágicas / La lengua tiene el doble poder de construir y destruir

Mi estimado Dr. @josevas217, además de estas palabras mágicas, como usted las denomina, es decir “gracias” y “por favor”, existen muchas otras, porque las palabras se hicieron para eso, para mover montañas, para crear, para transformar el mundo tanto para bien como para mal. Por ese motivo es que debemos ser moderados con lo que decimos, incluso con lo que escribimos, porque hay veces que no sabemos hasta donde uno puede afectar negativamente o hacerles daño a los demás utilizando tan solo el músculo que guardamos detrás de los dientes.

Es cierto que existen muchas personas a las que se les hace difícil dar las gracias o tener la cortesía de decir “por favor” o decir “disculpe”, y eso se debe más que todo a los tiempos en que nos encontramos viviendo. Al parecer, la gente se ha tomado muy en serio el ejemplo de los personajes de Hollywood, generalmente angloparlantes, que cuando llegan a algún lugar lo que hacen es mostrar sus rostros fríos e incólumes, y de milagro si saludan con un “Hi”. Los gringos para nada que se saludan con abrazos y mucho menos con besos. (De hecho, los besos al saludar como que quedaron en el pasado luego de la pandemia del coronavirus).

Tenemos que tolerar que de malagradecidos está lleno el mundo. Hay veces que uno mismo tiene pequeños gestos de amabilidad hacia otros y se sorprende cuando los favorecidos dan media vuelta en silencio. Sin embargo, a causa de eso uno no tiene que comportarse del mismo modo, porque hay un dicho que dice: “No hagas a los demás lo que a ti no te gustaría que te hicieran”.

Esto me hace recordar la anécdota del insigne escritor Oscar Wilde, a quien un tramoyista del teatro, luego de una presentación, le dijo: “Señor, Wilde. Me encantó su obra. Lo felicito”, y el poeta le respondió: “Señor Fulano, si no hubiera sido por su trabajo, mi obra no hubiese podido tener éxito”.

Y hay palabras que van más allá del “Hola, ¿cómo estás?” Por ejemplo, cuando te dicen: “Dichosos los ojos que te ven”. O cuando te vas: “Ha sido un gran placer haberte visto”.

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