Su reflejo en el hielo || Sábado de escritura

in RECREATIVE STEEM3 years ago (edited)

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Su reflejo en el hielo

Un desliz, un profundo silencio. Un salto, una caída, allí se definió todo, allí dio vueltas la vida ¿Cómo al mirar sus pies ya no se encontrarían?


Acto 1

Era temprano, aun el sol no había ubicado su lugar en el cielo cuando ya su sonrisa la estaba cautivando, la sonrisa que le daba confianza de entregar en sus manos su cuerpo para que él lo elevara, mientras el sonido del hielo desgarrándose en sus pies le recordaba el paseo que hacían por la pista.

Estaban en movimiento, siempre lo estaban; ella creía que no había maneras en que el mundo los detuviera, no importaba la hora, ni aun menos el día, sus miradas siempre se encontrarían unidas por el hielo, entre las hojillas de los patines, entre el frío suelo de la pista, la mirada del entrenador y las vacías butacas de los espectadores; pero al parecer estaba equivocada.

La canción resonaba en sus oídos, retumbándole el corazón, de igual manera recordándole que faltaba poco para entrar en la competencia por la que tanto se esforzaban, por la que no se permitían no verse todos los días.

Al principio era necesario, absolutamente obligatorio, pero poco a poco se fue convirtiendo en un placer ver su rostro junto al del chico seguidamente; luego fue volviéndose una costumbre, que en algún momento terminaría; no sería eterno, ella lo sabía, el no sería su compañero en la pista por siempre, más aún, cuando los dos tenían metas divergentes y sabiendo que también le faltaba experiencia, una que el ya tenía.

Quizás, tendrían que cambiar de pareja en cierto punto considerando que aun eran muy jóvenes, pero a pesar de todo no perdía la esperanza de que su rostro permaneciera a su lado y que siempre lo encontrara en el hielo.

Así, cuando el camino de la rutina llegó a su fin entre saltos, piruetas, movimientos y sonrisas, sus azules luceros penetraban el lugar y rebotaban en los de la chica, recordándole que al final de cada práctica siempre estaría allí. Por fortuna ese momento fue solo suyo, pues el entrenador estaba solventando arreglos en oficina.


Acto 2

Las comisuras de sus labios llegaron a los extremos de sus rostros mostrando una hermosa sonrisa de orgullo; estaban casi preparados para la competencia, solamente faltaban algunas correcciones en movimientos, pero habían logrado mucho y el estaba plenamente seguro que el primer lugar en patinaje artístico en parejas era para ellos.

-No lo haces tan mal- Bromeó llevando la mirada al suelo, su voz estaba agitada pero no dejaba de ser una canción para ella; si él pudiera hablarle toda la noche, la arrullaría como a un bebe. Su voz era suave pero a la vez tan masculina, o quizás simplemente era que todo él, le parecía perfecto.

-Tu tampoco, aunque realmente pensé que me dejarías caer a mitad de rutina- Rió, no era cierto, el nunca la dejaría tocar el suelo.

-¡Oh! ¿No confías en mí? Pues entonces debí soltarte Ally- El rió ante la sorpresa de Allysa, nunca la había dejado caer, a pesar de todo también se debía a que tenía más tiempo practicando patinaje sobre hielo.

-Realmente eres un idiota Adam.

-All, sabes que nunca dejaré que te hagas daño, si en algún momento llego a tambalear dejaría que cayeras encima de mí, sería menos el impacto- Respondió tranquilo, viendo aun el hielo, a los dos solía agradarle ver sus siluetas a través de él.

-¿Estás diciendo que si puede ser una posibilidad? aún estoy a tiempo de cambiar de pareja- Acotó Allysa soltando una carcajada, aunque esto era una falacia.

-Por supuesto que la hay, siempre hay una pero también siempre voy a evitarla, confía en mí, no dejaré que te hagas daño, no te dejaré caer como hasta ahora no lo he hecho.- Allí si no hubo esa barrera fría que hiciera de conducto para sus miradas, ahora sus ojos se penetraban frente a frente.

-Sabes que siempre confiaré en ti- Corroboró la chica de cabellos oscuros como la noche extendiendo su mano esperando que él la tomara sin cortar el hilo que unía sus miradas.

Adam no respondió a su acto si no que guió una de sus manos hasta el rostro de Allysa, posándola suavemente en su mejilla, la estudió con cautela, preguntándose cuál sería su próxima acción.

Su pareja sintió como una corriente bajaba por su mejilla y estremecía todo su cuerpo como pequeñas hormigas haciendo una carrera, no era como si el antes no la hubiese tocado pues estaban en contacto constante, pero era diferente cuando permanecían así, cautivándose con sus ojos, enviándose mensajes en silencio y abriendo las puertas de sus almas.

-Eres tan hermosa- Susurró el chico tan suave provocando que los vellos de Ally se erizaran. Ella no sabía qué responderle, solo una sonrisa regaló ante el cumplido-. Tan perfecta.

Si los corazones humanos se escucharan en el ambiente sin necesidad de algún artefacto médico, en ese momento se oirían golpes como caballos galopando en medio de la pista de patinaje, rápido, contundente, pues así era el latido de los dos en ese instante, cuando poco a poco se fueron acercando sintiendo la respiración tan cerca que les causaba una agradable sensación y algún cierto toque de adrenalina.


Acto 3

Pocos centímetros faltaban para sentir algo más que un simple roce, para unirse por medio de sus labios, sus ojos cerrados lo decían y sus cuerpos deseando más cercanía lo mostraban.

-¡Allysa!- Un grito retumbó en toda la pista, interrumpiendo a los adolescentes, no permitiéndoles consumar su beso.

-¡Ya voy Andrea!- Ally, sobresaltada se alejó de Adam. Sintiendo que sus mejillas ardían, apartó su rostro y revisó el reloj que reposaba en su muñeca, ya era hora de clases y su amiga Andrea había entrado al recinto algo angustiada por el retardo.

-¡Es tarde Allysa! ¡Mueve tu artístico trasero ya!

-¿Puedes dejar de gritar? ¿Sí? Te podemos escuchar sin necesidad de hacerlo- Ella miro a Adam-. Lo siento, tiene razón, es tarde y el entrenador sabe que debo irme.

-Está bien enana, te dejo ir esta vez, en la próxima no te escapas tan fácil.– Su rostro le regaló un guiño que causó un hormigueo en su estómago. La chica se movió del lugar patinando hasta la entrada de la pista, casi huyendo de sus alocadas hormonas y se acercó a su amiga.

Se cambió y luego Andrea la haló retándola por la hora. Poco a poco el ojiazul las vio alejarse del lugar mientras hacía círculos por toda la pista pues volvería a entrenar.

El rubio llevaba casi todos sus quince años en medio del hielo y los patines, yendo de aquí allá, desafiando la gravedad con saltos y piruetas, a diferencia de su compañera que solo seis años tenía de experiencia en el patinaje artístico. Adam consideraba que no había oportunidad para el error, que el darse por vencido eran simplemente palabras que nunca llevaría a cabo.

Era determinado, se retaba constantemente y le agradaba vivir cosas nuevas, aprender, pero también le gustaba impartir su conocimiento, una razón que lo llevó a conocer a Allysa. Desde el día en que la vió, no salía de su cabeza, daba vueltas en su cama solo pensándola hasta que el sueño le ganaba en esa batalla del amor y la necesidad.

Amaba su cabello, su sonrisa, todo de ella, para él era como aquel último pedazo de pizza deseado por todos, único, pero que solo uno tendría la oportunidad de tener y no se arrepentía de haberse puesto a la orden para entrar en el programa de deportes de la escuela, en el que tomaban diferentes disciplinas y realizaban competencias que valían a la hora de ingresar a torneos de más prestigio como los estadales. A pesar de que para él no era necesario pues ya tenía su pase ganado, al conocer a Ally, justo en el momento que le ofrecieron ser su pareja, se propuso llevarla al triunfo junto a él y aceptó.

El hielo seguía rasgándose bajo sus pies, y el viento rebotaba en su rostro al pasar, le encantaba esa sensación, le agradaba simplemente recorrer la pista mientras esperaba a su entrenador, pero ese día, justo ese día tenía las inmensas ganas de probar un nuevo truco que había visto, un salto complicado de alta competencia que jamás había entrenado.

La adrenalina se despertaba al nada más imaginarse en los aires y escuchar al público ovacionar con gran fuerza para su persona; sería un triunfo, nadie más estaría por delante de él; pero el globo de la alegría se espichaba justo al recordar que Joan, su entrenador, no le tenía permitido hacer saltos que fueran mas allá del nivel que tenía en esos momentos "todo a su tiempo" le recordaba, peldaño por peldaño y con supervisión.

"Joan debe llegar como en 20 minutos, tengo tiempo, estoy seguro que puedo hacerlo y cuando vea lo que hago no tendrá dudas que ya estoy listo para cosas más grandes" pensó, quería arriesgarse, quería ser el mejor.


Acto 4

Pedazos de hielo cortados se levantaron con el fuerte golpe que sufrió el suelo al su cuerpo caer cuando sus piernas no coordinaron el movimiento. La velocidad que había tomado al lanzarse al aire no era la correcta y la gravedad lo golpeó con tal fuerza que lo lanzó al suelo sin tener chance alguno de poner pie.

Su cuerpo impactó potentemente, produciendo un efecto rebote en su cabeza la cual chocó firme y vigorosamente en el hielo, acabando con la mayoría de los sueños, cortando los deseos y quitando el aliento.

-¿Adam?- Joan ingresó al sitio tranquilo, esperando que su pupilo estuviera presente.

-¿Adam?- Repitió al no ver respuesta, pero al adentrarse más a la pista un rojo hilo de un líquido extraño guió su mirada a la desgracia.

El resultado de la negligencia, del abuso de la supuesta valentía yacía ante sus ojos, causándole un impacto. Joan corrió despertando a sus piernas del shock que lo mantenían pegado al suelo. Resbalón tras resbalón llegó al cuerpo de Adam, tendido en el suelo, rígido y apagado ¿Cómo el niño de tanto vigor perdería el color de la vida?

-¡Adam! ¡Despierta por favor! ¿Qué paso? ¿Qué hiciste niño?- La lagrimas comenzaron a salir desenfrenadamente y sus manos no podían tener quietud; los nervios iban a llevarlo al borde de la locura al ver de dónde provenía el líquido rojo, que no era cualquier fluido, era sangre que provenía de la rubia cabeza, la de su hermanito.

A pesar de que la ansiedad corría por cada parte de su cuerpo, tuvo que llevar sus dedos al cuello de Adam y buscar su pulso, para darse cuenta que ya no estaba. Con la esperanza de que fuera simplemente una equivocación a causa de sus nervios llamó a emergencias y a sus padres, pero el rostro tan neutro y carente de emoción que le regalaba Adam le turbaba.

-¿Qué estabas haciendo Adam? ¿No te dije que no probaras cosas que no podías hacer? ¿No te dije que me esperaras? ¡¿Acaso no te dije que debías esperar?! por eso no quería entrenar a mi hermano, nunca me haces caso, ahora nunca lo harás.- Sollozando puso una de las manos en los patines de Adam, apretándolos fuertemente ¿Por qué había aceptado entrenarlo? ¿Por qué? ¿Por qué tenía que dejarlo?

Un grito heló toda la habitación, un grito desgarrador y torturador oscureció aun más el ambiente. Allysa se había devuelto pues no tenía clases y el complejo deportivo quedaba justo a un lado del edificio; pero en vez de encontrarse con la alegría de su pareja al hacer lo que amaba, se topó con el infortunio de la muerte.

Se apresuró para llegar a él desvaneciendose luego en el suelo. Sus ojos perdidos en Adam, le revelaban la posible realidad y una mano temblorosa se posó en su rostro con suavidad pero solo sintió el helado susurro de la desdicha.

-No está Ally, creo que llegamos tarde.

Las palabras de Joan la alarmaron, quebraron su corazón y le aplastaron las ilusiones "No está" "Llegamos tarde".

-No, no... Adam despierta ¿Sí? Por favor, aún tenemos cosas por delante, te necesito conmigo Adam, necesito de tu compañía, ¿Qué rayos hiciste? ¿Qué paso? Necesito que seas mi pareja ¿Quién va a ser mi pareja en la competencia? ¿Vas a dejarme sola? ¿Me vas a dejar caer así? Me prometiste que no lo harías, vamos Adam párate de allí.

Su corazón quería abrir paso por su pecho y quedarse junto a él, no concebía nada de lo que estaba pasando. Las lágrimas desbordaban por su rostro inacabables y el dolor que sentía en su interior quemaba, ardía inmensamente como algún ácido, el ácido de la soledad, pues ya no lo tendría con el ¿A quién le daría su amor? ¿A quién vería a través del hielo? No habría tortura más grande que no volverlo a ver.

-Lo siento Ally.- Joan la miraba pero sabía que eso no arreglaría nada pues el mismo aun sentía como apretaban su corazón, como las manos del desconsuelo lo alcanzaban.

-Devuélvelo conmigo por favor- Un susurro logró salir de su boca con pesar mientras se desvanecía al lado de Adam y unas sirenas se escuchaban más cerca.

-Si pudiera hacerlo, sabes que lo haría.

Allysa sentía como la ansiedad la atragantaba, la dejaba sin aire y quería salir corriendo dejando todo o despertarse de ese terrible sueño ¿Cómo podía sentir tan inmenso dolor con tan solo quince años? ¿Se había ido? ¿Adam? ¿Su amor bonito? Entonces, su mirada ya no sería suya otra vez y el hilo que unía la suya con la de él lo habían cortado de forma prematura.

Sus sonrisas se las había llevado el tiempo en el pasado y su voz, su voz ya no la arrullaría ¿Cómo puede ser? ¿Pero si hacía unos momentos el le estaba regalando su sonrisa? ¿Pero si hacía minutos se iban a unir en un beso? Beso que ahora solo sería un deseo vacío en su vida. Adam la había dejado caer y sus miradas ya no se encontrarían unidas por el hielo.


Acto final

Un desliz, un profundo silencio. Un salto, una caída, allí se definió todo, allí dio vueltas la vida ¿Cómo su pasión le había arrancado la vida? ¿Cómo al mirar sus pies ya no se encontrarían?

Era temprano, aun el sol no había ubicado su lugar en el cielo cuando un solo rostro la observaba a través del hielo, no había sonrisa que la cautivara, solo un alma perturbada por el dolor que gritaba a través de sus ojos. Hacía meses que no había ningún canto arrullador de la voz de Adam, solo un profundo silencio que le recordaba la soledad.

Si le hubiesen dicho que enamorarse dolería tanto pues ni siquiera lo habría intentado, aunque quizás su corazón no pudo contenerse ante tanta belleza; "Habrá más amores" le decía su madre, pero ella no quería más amores, ella no quería alguna otra persona en su vida, pues él era su amor, su único amor y lo perdió justo cuando estaba comenzando a vivir.

El frio de la pista la abrazaba tan fuerte que podría asfixiarla y poco a poco se fue encogiendo para luego abrazar sus piernas y sentarse en el suelo sin dejar de ver su silueta, esperando desesperadamente que una segunda apareciera a su lado, que le dijera que todo estaba bien, regalándole una hermosa sonrisa y diciéndole que no la dejaría caer, pero el peso de la realidad cayó en sus hombros y le recordó que de ahora en adelante únicamente se vería a si misma a través del hielo, aquel que le robo su primer amor.


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Hi, hi, Stemians. Espero disfruten de esta lectura que publico con mucho amor en el sábado de escritura 📝en Recreative 😍.

Me despido con abrazos fuertes, beckaYsa

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 3 years ago 

Excelente post amiga, muy hermosa tu historia y muy buena tu redacción. Un abrazo. Suerte

Pero qué escrito! Te felicito mi amor saludos!

Muchas gracias por la visita y las felicitaciones ☺️ .

Guaooo amiga anonadada excelente post,. Saludos.

Muchas gracias espero hayas disfrutado la lectura 😁.