CONCURSO: HISTORIAS EN BLANCO Y NEGRO| "La única oración"
Imagen modificada en PowerPoint/ F
La única oración
Era una noche oscura y tormentosa, el cielo era dividido constantemente por rayos irregulares que presagiaban una tormenta feroz.
El mar, comenzaba a agitarse y las olas rompían con una ferocidad que hacía eco de la tempestad que se avecinaba en el cielo. A lo lejos, el solitario rayo de un faro atravesaba la oscuridad, un centinela solitario que ofrecía un rayo de esperanza y guía a aquellos perdidos en el caos.
Los corazones latían con fuerza mientras la tripulación se preparaba para un posible impacto, aferrándose a la esperanza de que la luz que emanaba del faro, los llevaría a un lugar seguro. Con un último impulso de determinación, se dirigieron hacia la luz, rezando para llegar a la orilla antes de que se desatara toda la implacable ira de la tormenta.
Cuando un relámpago parpadeante dejó sin oscuridad a la noche por un instante y el trueno que vino después rugió amenazador por todo el firmamento, María Teresa, con manos temblorosas, buscó el rosario que cargaba en su pequeño bolso para pedirle al Todopoderoso que los salvara de aquella terrible situación. Comenzó a decir un Padre Nuestro y de repente cayó en cuenta de que era esa la única oración que se sabía; ese rosario estaba allí porque se lo había regalado su madre, su devoción jamás había sido tan ferviente como para memorizar los no sé cuántos misterios que componen ese rezo.
En plena tormenta/ F
En seguida comprobó que esa única oración como que no bastaba para el tamaño del problema que enfrentaban porque la embarcación empezó a crujir y unas gotas hiperbólicas se desprendían de un cielo amenazador que, a cada instante, les mostraba las escurridizas grietas de sus rayos. Buscó a su alrededor para ver si conseguía a alguien que le estuviera ofrendando a Dios una plegaria más completa que la suya, pero solo observó rostros despavoridos que no sabían qué hacer ni qué decir ante aquellas circunstancias extremas. El terror enajenaba sus ideas hacia los más disímiles caminos del pensamiento y les impedía realizar algo práctico para aferrarse a la vida.
Hacia la esperanza/ F
Una señora muy bien vestida decía, entre sollozos, que así tenía que morir ella porque a casi toda su familia se la había tragado el mar: su abuelo se fue detrás de los cantos de una sirena que se lo llevó hacia lo más profundo del océano, su padre se cayó una vez borracho de un bote y cuando se levantó dijo, lleno de felicidad, que él nunca había pisado una arena tan blanda, y dejó que las corrientes lo arrastraran para no devolverlo jamás; y su madre murió ahogada con un mejillón atravesado en la garganta.
María Teresa, confundida, corrió entonces hacia donde estaba su amigo Joaquín para preguntarle si el barco contaba con botes de emergencia, pero lo encontró aferrado a la base de un paraguas al que ya el viento había desvencijado por completo. Le preguntó, mirándose con preocupación su indumentaria, si las almas pueden entrar al cielo con la ropa empapada o debían antes pasar por algún lado secándola. Ella le dio una bofetada para sacarlo de su conmoción, pero no pasó nada, Joaquín se encerró en un hermético mutismo y así se quedó.
La única oración/ F
Cerca del barandal de la embarcación, Rocío, la alegre muchacha que había pasado la mayor parte del viaje cantando con su guitarra, estaba con los brazos extendidos, como ofreciéndole su cuerpo al mar, mientras decía con agradecida felicidad que tendría una muerte tan espectacular como todas esas personas que se hundieron en el Titanic. María Teresa corrió para apartarla de allí y entonces se dio cuenta de que el barco estaba llegando a la orilla… Estaban salvados.
Los tripulantes salieron exhaustos y radiantes para asegurarles que gracias al faro habían podido llegar a un lugar seguro, pero cuando lo buscaron con la mirada no lo encontraron, no existía ningún faro por toda esa inmensa costa. Y María Teresa se convenció entonces de que un solo Padre Nuestro desesperado puede avivar la luz de un faro inexistente.
Invito a los amigos: @zory23, @yamelis21 y @esvisionaria a participar en el concurso Historias en blanco y negro, moderado por @oneray.
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Agradecido siempre por su apoyo...
Hola, que bonita historia asi es la fe ,exitos
Muchas gracias, amiga... Así es la fe, aunque a veces ni siquiera nos demos cuenta. Saludos.
Saludos querido amigo @cruzamilcar63 es una bonita historias, al leerla note que es bastante misteriosa y no me quisiera encontrar en una situacion como esa, aunque se que dios siempre nos protege y solo la fe nos salvará.
Le deseo mucha suerte. 🙋♀️🙏🏽
Muchas gracias por su lectura y sus buenos deseos. Saludos.
Hola amigo @cruzalmicar63, que buena historia, el poder del Padre Nuestro es tan grande, que cuando lo decimos con mucha fé, todo se cumple.
Me he encontrado personas, hombre y mujeres que estan bien perdido de un rozario, de un salmo, no conocen nada referente a nuestro padre, viven porque tienen que vivir.
Fiajte el poder de la oración y del rosario, algo muy bueno, aunque sea algo que se haga pero de corazón tiene buenos resultados.
Saludos.
Eso fue lo que quise plantear, de alguna manera, en el relato: el inmenso poder de Dios. Gracias por sus palabras, amiga. Saludos.
El poder de Dios es Grande.
Y así tiene cada uno su propia respuesta sobre cómo afrontar el miedo. Es sorprendente que ninguno de ellos estuviera dispuesto a echar una mano. Es como en el mundo real. La tripulación, un puñado de hombres, tiene que salvar a los que creen que tienen derecho a la desesperación, el llanto y la queja. ¿Y si la tripulación piensa lo mismo? La falta de responsabilidad solidaria, unir las manos me acaricia.
Me gusta su estilo de escritura.
El miedo, al parecer, paralizó la acción de los viajantes y ninguno intentó recuperar la serenidad para buscar una solución. Sin embargo, los tripulantes hicieron su trabajo. Muchas gracias por sus comentarios. Saludos...
Hola estimado @cruzamilcar63, la historia me mantuvo al filo de la incertidumbre para ver que acontecía al final de la historia con la tripulación en medio de tan tremenda tormenta acompañada de ratos y turbulencia marina junto con los pasajeros me encontraba con mucha incertidumbre por saber que iba a ocurrir si todos perecerían a causa de un naufragio.
Pero gracias a Dios todos lograron salvarse llegar a tierra firme y a salvo, con razón todos dicen que ninguna oración es desechada por Dios las escucha , dando la respuesta en el oportuno momento.
La historia me capturo de principio a fin, muy buena y cargada de un gran suspenso.
Gracias por la invitación, me encanto leer el texto.
Saludos y éxito en su participación
Me complace que le haya gustado mi relato, amiga. Intenté reflejar que, aunque no nos acordemos de Dios con frecuencia, Él nunca se olvida de nosotros. Muchas gracias por su atenta lectura y hermosos comentarios. Un gran saludo...