Mi perspectiva personal sobre el noviazgo
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La emoción del cortejo/ F
La palabra "cortejo", en el contexto de las relaciones humanas, se refiere a las acciones que llevamos a cabo para procurar un acercamiento hacia la persona en que estamos interesados, generalmente con el propósito de comenzar una relación sentimental. Esas sugerentes expresiones se encuentran siempre enmarcadas dentro de un comportamiento amable, colmado de atenciones y expresiones que intentan expresar la buena voluntad de quien las emite y los encantos singulares de quien las recibe.
Hace algunos años atrás, el cortejo o galanteo se trataba de una iniciativa preponderantemente masculina; era el hombre el que debía demostrar, en un principio, su interés por la dama. Sin embargo, durante los últimos tiempos, el rol de la mujer ha cambiado de manera significativa y no es extraño, por tanto, que sea ella la que exprese sus intenciones, incluso con mucha más efectividad que el varón.
Confianza y sinceridad/ F
La definición más elemental del noviazgo afirma que esta es una etapa de preparación para el matrimonio. Eso significa que se trata de un período destinado a que la pareja se conozca mejor, para que se comunique sus dudas, sus temores, sus aspiraciones y, sobre todo, para que ambos evalúen si, en verdad, esa otra persona es la indicada para pasar el resto de su vida. Mientras el noviazgo se observe desde esta perspectiva, y no como una situación transitoria que debe aprovecharse con máxima intensidad, porque no se sabe qué puede pasar después, cumplirá con sus hermosos objetivos.
Durante este tiempo previo al matrimonio, lo ideal es que los integrantes de la pareja se muestren tal como son, ya que no es conveniente asumir caracteres que no compaginan con nuestra personalidad, fingir algo que no somos, para impresionar al otro o por el temor de que le desagraden nuestras actitudes. La comunicación, el respeto y la sinceridad deben ser, ante todo, las virtudes que prevalezcan para transitar como es debido hacia el próximo paso.
Como señalé anteriormente, la sinceridad es muy importante durante el noviazgo y eso incluye la inconveniencia de ocultar algunas cosas. Desde nuestra perspectiva, mientras más grande o grave sea lo que escondemos, mayor grado de integridad, de seguridad y de confianza, tanto en sí mismo como en la pareja, será el que demostremos cuando se lo comuniquemos a la persona que se encuentra a nuestro lado.
Sin secretos ni dudas/ F
Con toda seguridad, será peor si, más adelante, nuestro cónyuge se entera, por casualidad, a través de otra persona o porque quedamos en evidencia, de algún hecho o situación importante que debía saber antes de emprender una vida juntos. Si llegara a suceder algo semejante, la desconfianza, las dudas y las inseguridades acecharán la relación. Irremisiblemente nuestra pareja comenzará a preguntarse si se tratará solo de eso o si existen más secretos que ella ignora. Y de manera inevitable sospechará que no conoce a esa persona con quien se casó.
El noviazgo, según algunos teóricos de las relaciones sociales, no debe ser ni muy corto ni muy largo. De acuerdo con todo lo que hasta ahora hemos dicho, esto parece tener sentido. Debido a que se trata de una etapa de preparación para el matrimonio, debe haber tiempo suficiente para que la pareja se conozca, comparta y planifique sus proyectos y deseos del futuro. Pero ese tiempo no puede alargarse demasiado, ya que cada uno se acostumbraría a vivir por su lado, a los encantos de los encuentros sin ningún compromiso, y se postergarían indefinidamente las responsabilidades que, como pareja, deben asumirse para enfrentar la vida. Por todo ello se dice que el lapso ideal para esta etapa se ubica entre los nueve y dieciocho meses.
Pareja feliz/ F
Cuando hablamos del comportamiento humano, nada es seguro. Podríamos señalar que el noviazgo es un período muy importante dentro de las relaciones de pareja, ya que es necesario conocer a la persona con quien pensamos formar una familia, con quien compartiremos toda la vida. Esto significa, por supuesto, que no estamos dando pasos a ciegas, que el tiempo nos enseñó que podíamos confiar en el otro y acordamos, por ello, estrechar el sagrado vínculo del matrimonio.
Sin embargo, es la cotidianidad del día a día, la constante cercanía, lo que nos permite conocer a cabalidad a otro ser humano. El noviazgo pudo ser una maravilla, pero la vida en común implica otros retos, otra forma de afrontar la relación y pueden emerger esos problemas que, muchas veces, ninguno de los dos está dispuesto a tolerar. En el nombre del amor, si es en verdad sincero, todas las adversidades pueden superarse, pero nada garantiza que así sea.
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Mi amigo cruz tiene muy buena perspectiva sobre el noviazgo.
Tenemos casi el.mismo pensar sobre este tema al igual que usted creo que en el mismo no hay que ocultar nada porque después será peor y para todo lo que empieza bien termina bien y para ello es el noviazgo una preparación a un matrimonio feliz y duradero.