El día comenzó con mucho ajetreo para Diana Hudson. Debía hacer la presentación del informe contable en la empresa de tecnología donde prestaba servicios. Pos eso tenía mucha prisa. Tuvo que llevar a sus dos hijos al colegio. El móvil no paraba de sonar. La junta directiva estaba preparándose para comenzar. Acelero el vehículo y cuando pasaba por la intersección siete, el destino le tenía preparado un lamentable hecho. ¡Crash!

Abrió los ojos. Su esposo, Carlos, estaba sentado junto a su cama. Al percatarse que había despertado, le apretó la mano y con emoción llamo a las enfermeras. El médico de guardia la examino. Realizaron otros análisis y observaron las placas de rayos x. Aparentemente todo estaba bien. Al día siguiente seria dada de alta de la clínica.

Carlos le explico que había tenido un accidente. En la intersección siete, dos jóvenes trasnochados y ebrios a bordo de una camioneta Cadillac Escalade impactaron el vehículo que ella conducía. Diana lloro. Agradeció a dios que los niños ya no estaban con ella dentro de automóvil. Pregunto por los jóvenes de la camioneta. ¡Los chicos no sobrevivieron! No podía creer semejante tragedia. Los abogados de la empresa se encargarían de todo el asunto legal. Dian no teni anada de que preocuparse y le otorgaron el tiempo necesario para su recuperación. Ella insistió en continuar haciendo el trabajo desde casa.

Carlos la despertó con un beso. Ayudo a sus hijos a prepararse para el colegio. Su esposo los llevaría, los niños la abrazaron, pero no con el cariño de antes. Fueron algo fríos con ella. Los niños la miraban de manera extraña. Se sentía distinta. Esa nefasta experiencia la tenia nerviosa. Busco su portátil para hacer los informes contables. Le pareció que el trabajo fluía más rápido que de costumbre. Se puso al día con todo el trabajo atrasado en menos tiempo del que había calculado. Se estaba recuperando muy bien. Se levanto y fue a la cocina, prepararía algo de comida.

Mientras cortaba algunas legumbres. Los recuerdos vinieron como flashes a su mente. Ruido .Vidrio. Olor a metal caliente. Sangre. Una cabeza golpeando la ventana

Soltó el cuchillo. Mareada, se recostó a la nevera. Un zumbido intenso la atormento por unos instantes. Los siguientes días transcurrieron de la misma manera. Era una rutina. El esposo despertándola por la mañana. Los niños distantes, despidiéndose para ir al colegio. Hacer informes para enviar a la empresa y preparar la comida. No le conto nada a Carlos sobre los recuerdos del accidente. Pero todos los días tenía las mismas visiones.

Una semana después, durante la cena, se percato que no había comido nada desde que salió de la clínica. Alarmada le dijo a Carlos, pero este, intento desviar el tema. Ella se levanto de la mesa y muy alterada le exigió que le prestara atención. ¡No estaba loca! No había probado bocado en varios días y le conto sobre los recuerdos del accidente que venían a su mente.

Los niños asustados corrieron a sus habitaciones. Eso la molesto más. Diana fue a la cocina, encendió la estufa. Volteo hacia su marido y le exigió una explicación. De repente, la mirada de Carlos expreso asombro. Ella volteo hacia donde él, dirigía la mirada. Vio su propia mano sobre el fuego de la estufa. Se estaba quemando, pero no sentía dolor.

El ruido del impacto. El olor al metal caliente de los vehículos. Su cabeza reventando el vidrio.

Diana levanto la mano, quedo absorta, mirándola como era consumida por el fuego. El fuego se expandía y estaba derritiendo su piel. Con una expresión de terror observo sus dedos, eran de metal.

-Lo siento - dijo Carlos. Rápidamente la sujeto y apretó la parte trasera del cuello. Ella quedo inmovilizada, pero aun escuchaba y veía todo a su alrededor. Su marido hizo una llamada telefónica. Reclamaba que la maquina con los recuerdos programados de su esposa no funcionaba bien. ¡Esta agresiva y recuerda los últimos minutos de su vida!

Diana había muerto. Ella era solo un programa de inteligencia artificial dentro de un cuerpo metal. Una hora después, llegaron unos hombres con maletines. Tenían el uniforme de Occinox , la empresa donde Diana trabajaba. Después de examinarla, le informaron a Carlos que tendrían que reiniciarla. Fue lo último que escucho.

Un cariñoso beso la despertó. Los niños desayunaron. Diana los sintió distantes. Carlos los llevaría al colegio. Tomo la computadora portátil comenzó a redactar informes para la empresa. Los termino muy rápido. ¡Estoy recuperándome muy bien! Se dijo ella misma. Fue a la cocina, quería preparar el almuerzo y sorprender a los niños cuando llegaran del colegio.

Encendió la estufa. El zumbido y los recuerdos regresaron a su mente Una discusión. El fuego de la estufa. La Piel quemada. Una mano de metal...