Prosperar en familia

Fue un accidente sorpresivo, encontrarme con la producción avícola de la familia santandereana Vargas Sanchez; sí, sólo fuimos a saludar a la tía Maruja; pero la hija de la tía, junto a su esposo y sus dos hijos, en pocos años tienen una próspera micro-empresa productiva y en constante crecimiento. Entonces recordé lo leído en uno de los libros sobre finanzas personales del conocido autor Robert Kiyosaky, me encontré con esta observación que, en nuestra familia paterna de emprendedores es bien comprendida, pues así es como han construido sus vidas y sus activos:

“En el mundo real, las personas más inteligentes son las que cometen errores y aprenden; en la escuela, las personas inteligentes son las que no cometen errores” -Robert Kiyosaky- Ese miedo a cometer errores, es lo que paraliza a muchas personas entrenadas en las escuelas y universidades, sólo para seguir los lineamientos de un empleador; lo que sucede, dice el autor, es que el empleador no le puede garantizar a nadie un puesto de gestión hasta que se jubile y menos una paga acorde a sus habilidades y lealtad.

Nuestros nuevos amigos nos mostraron su forma de producción familiar, han creado todo un sistema, en la producción del huevo, desde los galpones para las incontables gallinas, pasando por la recolección del huevo, luego lo llevan al kiosco, para seleccionar los tamaños y ubicar los en los cartones, limpiándolos con los cuidados requeridos. Les pregunte de donde surgió esa idea de empresa familiar; y José, mirando a Jazmín; respondió que luego de ir a la universidad y entregar hojas de vida; le tocó sí o sí, ocuparse para ser productivo; -el primer bebé venía en camino y no había ingreso-

La tía Maruja, les cedió inicialmente un lote para unas 100 gallinitas de levante y les aconsejó que se levantarán todos los días y las cuidarán con entusiasmo, sin recibir paga por muchas semanas. Por no tener ahorros, iniciaron a recibir préstamos familiares, sin preguntarse si había otro camino. Les dije: ósea que Robert Kiyosaky tiene razón al decir que iniciar un negocio sin capital y sin experiencia es como saltar de un avión sin paracaídas y en el aíre construir uno y esperar que se abra antes de golpear el suelo. Sí, contestaron al unísono, algo parecido hemos vivido.