Mama

Nació entre mis brazos, tan frágil, tan puro,
con sueños de niño y mirada de luz,
lo crié entre canciones, lo abrigué en murmullos,
pensando que el mundo jamás le haría cruz.

Sus pasos se hicieron veloces y fuertes,
pero el viento oscuro lo vino a tentar.
Mis ojos, cegados por un amor tan inmenso,
no vieron el miedo que lo iba a atrapar.

Cayó en los abismos de vidas errantes,
en sombras que nunca le enseñé a temer,
y aunque el mundo lo juzga y lo mira distante,
yo sigo esperando volverlo a ver.

Fueron noches sin luna, días sin aliento,
esperando que el sol lo lograra salvar,
y aunque su mirada cambió con el tiempo,
mi abrazo es el mismo, lo sigue a esperar.

Cuando el hierro lo aprisionó en su destino,
fui yo la que vino a su lado a estar,
las rejas no fueron lo que lo detuvo,
sino su propio miedo a poder regresar.

Soy la única voz que lo nombra y lo busca,
la única mano que lo quiere tocar,
pues aunque el mundo lo cierre en un juicio,
yo nunca he dejado de verlo brillar.

Es mi hijo, el que un día fue niño inocente,
y aunque sus pasos me cuesten llorar,
no hay cadena ni error que lo aleje de mí,
porque en su alma yo aprendí a amar.

Y aunque sus males se hicieron gigantes,
aunque la vida lo hizo caer,
seré la que siempre lo espere en la puerta,
porque madre, soy su único ser.