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Cuando bajé mi mirada, en aquella playa casi desértica por la radiación solar, vi mis pies encenderse en fuego, provocando una tormenta de arena que arrasó con todas nuestras pertenencias; Alessander se quedó en shock ante todo lo que estaba sucediendo pero cuando volvió en sí, se lanzó desesperado al agua porque estaba totalmente en llamas. ¿Qué rayos hacemos ahora? -Gritó Zolanhe, luego de razonar que los nuevos cambios físicos no eran un problema mayor al de poder volver a casa.

Solo pensé en el silencio de mi mente, sin emitir ni una sola palabra: "no hay aviones, ni barcos y los autos están fundidos, quizá ni haya gente en el lugar". Caminamos al menos 50 kilómetros, sedientos, hambrientos y horriblemente acalorados, hasta que vimos a varios niños asustados corriendo con ojos de esperanza hacia nosotros.

Extrañados, les preguntamos sus nombres, ¿De donde vienen? dice Zolanhe; el mayor de los niños, tendría unos 11 años de edad, le explicó que habían pasado toda su vida en el sótano de un antiguo templo, sus padres los dejaban ahí cuando descubrían que tenían la "marca del sol", un extraño lunar en forma del astro que se iluminaba en el dia, hasta dejar ciegos a quien por curiosidad lo viese; por tal motivo los tenían escondidos y solo salían una vez cada dos semanas cuando no había ni luna, ni estrellas, solo la oscuridad de El Cairo.

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"Los niños del sol" y nosotros, entendimos que nos teníamos los uno a los otros para poder continuar el camino hasta encontrar al resto de supervivientes, llegamos hasta el epicentro del todo, la gobernación de Sinaí del Sur, donde unos súper helicópteros blindados con paneles KH-2/196 que rebotaban los rayos del sol, una vez que se recargaban de su energía, aterrizaban de emergencia en el helipuerto que estaba en la cima de la histórica arquitectura egipcia.

-Corre, corre- susurraba, Khafra, el mayor de los niños; nos escabullimos entre pasillos y escaleras buscando la entrada al helipuerto con la ilusión de que nos rescatasen, pero un militar de la guardia real Egipcia nos interceptó, -¡Somos los niños del sol!- dijeron, mientras se levantaban las camisetas y dejaban al descubierto sus brillantes lunares, el guardia sin titubear entendió que debía protegerlos, pero ¿y nosotros?; en menos de un minuto le explicamos lo que había sucedido, y Zolanhe extendió sus manos para mostrarle lo que desde aquel martes podía hacer.

El guardia no sabía qué hacer porque sus órdenes eran localizar y proteger a -Los niños del Sol, el rey y sus más allegados-, pero al tener la presencia de nuevas super-personas creyó que lo correcto era trasladarlos junto a los niños. Recorrimos el país en el blindado que sobrevolaba tan rápido como un halcón peregrino, nos encontramos con el Sultán Horus-Adel quien nos extiende su incondicional apoyo y ordenó a sus súbitos que construyeran un nuevo templo donde los niños y nosotros podamos comenzar una nueva vida post- apokalipsolítica.

El sultán, nos dio la bienvenida a nuestro nuevo hogar, exclamando con carácter:
¡CUIDAD DE ELLOS QUE SERÁN EL FUTURO DE NOSOTROS, CUIDAD DE TODOS PARA SER LAS PERSONAS QUE QUEREMOS CONOCER EN ESTA NUEVA ERA!

Gracias a @adeljose por el CONCURSO Invito a @criollom y @anabel.karina a participar