Daban las 3 de la tarde en el viejo reloj del hospital psiquiátrico:

_¿Cómo llegó usted hasta aquí? –preguntó el de los lentes y pelo muy bien peinado, mientras escribía en una libreta pequeña de bolsillo.

_Yo no llegué a este lugar porque quise, a mí me trajeron o me empujaron –dijo el hombre mientras miraba por la ventana de la habitación y se rascaba la piel llagada. Yo recuerdo haber nacido en otra parte, lejos de aquí. Nadie me cree cuando lo digo, pero sí. Los ojos del hombre se perdían, bajaban y subían como si buscaran una mosca. Yo viví en otro país, un país que según usted, ya no existe –volvió a repetir.

_Un día, llegó un hombre que supo qué decir, qué cuerda mover, qué tecla tocar y todos los habitantes de ese país quedaron embrujados –los ojos del hombre miraban las montañas y el lago allá afuera como si tratara de rescatar algo que hubiese perdido. No sé cuándo cambiaron el nombre de mi país, también nos cambiaron las fechas que tanto festejábamos, los rostros de los héroes, las monedas, los nombres de las calles y los monumentos. Un día no supimos nada del pasado, solo del presente. Nadie sabía cómo habíamos sido antes. Los que todavía tenían memoria, los persiguieron, los encarcelaron y hasta los mataron. Los que pudieron, huyeron, salieron para salvarse.

_Usted dice que el nombre que le dije no existe -dijo el hombre mirando más allá de las montañas y tratando de quitarse las moscas de encima. Tal vez volvieron a cambiarle el nombre o tal vez ya nadie exista allí –dijo el hombre pensando. Cuando yo salí, quedaban pocos, muchos de ellos aliados de la oscuridad, ciegos, arrodillados.

El hombre de los lentes miraba al otro hombre con sincera tristeza. Como él, existían muchos que afirmaban venir de un país próspero venido a menos. El hombre miraba la ventana y veía las montañas, la luna que comenzaba a asomarse y el cielo gris. Bajó la cabeza y miró una mosca pegada a su brazo. Dijo, como que si recordara:

_Hubo un año que llegó una pandemia en el mundo. Eso hace muchos años. Pero los que gobernaban ese país aprovecharon para inyectar el miedo a los habitantes, para expandirlo, para que nadie saliera de sus casas y jamás protestara. Y la gente se quedó en sus casas y ya más nunca salieron, solo miraban por la ventana. Dijo el hombre alzando la cabeza y viendo hacia afuera el paisaje que ya se oscurecía.

-¿Usted ve aquella montaña? Detrás de aquella montaña queda mi país –dijo el hombre con los ojos cansados. Desde aquí escucho los lamentos de los que no han podido salir y que aguardan con paciencia que alguien llegue y los salve.

Esta es mi participación en el TERCER CONCURSO DE ESCRITURA Y PINTURA, organizado por @franyeligonzalez. Si quieres saber más y participar, consulta aquí

Hasta una próxima lectura, amigos

It was 3 p.m. at the old clock in the mental hospital:

_How did you get here? -asked the man with the glasses and hair very nicely combed.

_I didn't get here because I wanted to, I was brought here or pushed here," said the man as he looked out of the window of his room and scratched his sore skin. I remember being born somewhere else, far from here. No one believes me when I say it, but I do. The man's eyes were lost, going up and down as if looking for a fly. I lived in another country, a country that, according to you, "no longer exists," he repeated.

_One day, a man arrived who knew what to say, what rope to move, what key to play, and all the inhabitants of that country were bewitched - the man's eyes looked at the mountains and the lake out there as if trying to rescue something he had lost. I don't know when they changed the name of my country, they also changed the dates that we celebrated so much, the faces of the heroes, the coins, the names of the streets and the monuments. One day we didn't know anything about the past, only the present. Nobody knew how we had been before. Those who still had memories chased them, imprisoned them and even killed them. Those who could, fled, went out to save themselves.

_You say that the name I told you does not exist," said the man looking beyond the mountains and trying to get rid of the flies. Maybe they changed the name again, or maybe no one exists there anymore," said the man, thinking. When I came out, there were few of them left, many of them allied with the darkness, blind, kneeling.

The man with the glasses looked at the other man with sincere sadness. Like him, there were many who claimed to come from a prosperous country that had been reduced to nothing. The man looked out the window and saw the mountains, the moon that was beginning to appear, and the gray sky. He lowered his head and looked at a fly stuck to his arm. He said, as if he remembered:

_There was a year when a pandemic came into the world. That was many years ago. But those who ruled that country took advantage of it to inject fear into the people, to spread it, so that no one would leave their homes and never protest. And the people stayed in their homes and never went outside again, just looking out the window. Said the man raising his head and looking out at the landscape that was already dark.

_Do you see that mountain? Behind that mountain is my country," said the man with the tired eyes. From here I hear the lamentations of those who have not been able to leave and who wait patiently for someone to come and save them.

This is my participation for the THIRD WRITING AND PAINTING CONTEST, organized by @franyelisgonzalez. If you want to know more and participate, check here

Till the next reading, friends