Lluvia de electrones

in Comunidad Latina9 months ago (edited)

Estoy trabajando de vigilante, ganando treinta dólares a la semana en un sitio que no ofrece futuro. Acepté el trabajo por unas pocas razones: Yo estaba perdiendo demasiado el tiempo antes y en este trabajo puedo recibir algo de dinero por perder ese mismo tiempo; tal vez aquí tenga yo posibilidad de aprovechar un poco más los días: Mi guardia nocturna dura doce horas y de esas horas puedo dormir seis, ya que somos dos vigilantes en la noche y podemos turnarnos para dormir y vigilar. El tiempo que en silencio paso aquí parece ideal para escribir y vivir de lo escribo, una conocida utopía para muchos, pero tal vez no para mí.


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El trabajo lo conseguí así:
El día anterior elevé una oración a Dios y le pedí que mejorara mis finanzas (Sí, creo en Dios y oro de vez en cuando, pero no asisto regularmente a una iglesia) al día siguiente, tuve que salir en la madrugada a llevar a mi hijo de 18 años a un centro ambulatorio para extraerle una muela que le estuvo doliendo durante la noche. Mi esposa se bajó con él y yo me quedé en el carro, que estaba estacionado al frente, en una zona un poco oscura. Yo tenía gripe y se me enfermó la nariz de tanto sacudirme los mocos. Yo trataba de evitar tocarme la nariz, así que dejaba que los mocos corrieran un buen trecho antes de limpiarlos.

Estando en esa semioscuridad, alguien se asomó a mi ventana y me encontró con medio metro de moco saliendo de mi nariz. Era Sandrito, el hijo de la hermana Zuleima, con ella compartimos mucho mientras estuvimos en la iglesia. Sandrito me saludó y estuvimos hablando un rato. Me preguntó si estaba trabajando y le contesté que no. Me dijo: "Bueno..., tal vez haya una oportunidad por ahí. Tome mis datos, envíeme su currículum. ¿Sabe manejar un arma?"...

A la semana siguiente fui a una entrevista. Yo debía dar el nombre de la persona que me refirió, no "Sandrito", otro que yo no conocía. El entrevistador no me hizo preguntas, solo me pidió que fuera con él en su carro para mostrarme el galpón donde yo trabajaría. El que me recibió en el otro galpón tampoco hizo preguntas, solo me indicó el horario y me mostró las instalaciones que yo debía cuidar.


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Me ha parecido un trabajo fácil y casi exento de riesgo, el galpón está rodeado por un muro de cinco metros que termina en un cerco eléctrico. No nos dieron ningún arma, así que creo que es válido salir corriendo si se presenta alguna "contingencia". Hay algunas cosas interesantes aquí, pero más me ha sorprendido conocer a ciertas personas de bajo perfil que son especialmente interesantes.

Sobre el proyecto de escribir, he tenido verdaderos contratiempos. Necesito un celular de mayores prestaciones, el que tengo tiene sólo un Giga de RAM, no puedo usar Google a placer ni aplicaciones buenas de dictado. Debo conseguir un celular un poco mejor. En la casa se me dañó el monitor de la pc, muestra demasiado ruido en pantalla, sirve para ver películas, pero no para fijar de cerca la vista por mucho rato, cosa que me tocará hacer cuando comience a escribir de verdad.

Y es que sí pienso escribir, respiro y liberación vendrá de algún lugar. Sí, voy escribir, ahorita sólo estoy entrenando...



Créditos del texto: Amaponian Visitor (@amaponian)


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