The Diary Game Viernes 20-12-2024 | En familia y extrañando a mi hermano
Los días están transcurriendo y con ello vivimos muchas emociones, recordar, despedir, abrazar, extrañar, pero todo eso me recuerda que se debe agradecer por el hoy y no perder tiempo para decirle a nuestros seres queridos cuánto los amamos.
Es difícil no extrañar a mi hermano, más al enterarme que una gran amiga había perdido a su papá, pase un día de nostalgia, tratando de disfrutar de la compañía de quiénes amo y que comparto ppco por mis responsabilidades como madre y docente.
Después de la salida del día anterior quería descansar, pero mi hijo mayor debía estar en casa de mi abuela para irse con sus primos a una actividad.
Al tomar mi teléfono recibí la noticia de la muerte del papá de mi querida Ciru, sé el dolor que causa una pérdida tan cercana, un ser tan amado; trate de comunicarme con ella, pero comprendí la razón por la que no contestaba; mis lágrimas me acompañaron, pero no podía dejar que mis niños me vieran triste.
Calenté unas hallacas y desayunamos para salir, Ronny no quería ir, costo levantarlo, porque los representantes no entrarían al compartir de los niños, aunque mi mamá trato de alegrarlo por vídeo llamada, seguía con su idea, pero termino alistandose.
En el camino me comunique con mi hermana, ya estaban en la Iglesia, pasamos dejando a mi heredero, que seguía triste, pero quedó a cargo de su tía, que se quedaría esperando por ellos afuera.
Llegamos hasta la casa de mis abuelos, mi mamá nos guardo café, ¡el mejor de mi vida!; comparti con mis primos un rato, se sentía la ausencia de los niños por el silencio que en ocasiones rompía Ronniel jugando.
Regresamos a nuestro hogar, mi bebé se quedó con su papá en la habitación, para encargarme de la limpieza profunda del otro cuarto, ya con el aire instalado solo faltaba sacar todo, pero no alcance a terminar porque se hizo mediodía.
En vista que Ronald haría unas diligencias nos quedamos con mi mamá, Ronny me mostró su regalo, era una lonchera que traía una pizarra y tizas, ¡muy bonita!.
En el patio todo era juegos y algunos disgusto, Ronniel no se dejaba quitar el carro, pero también buscaba apoderarse de la pelota; silencio ya no había, porque con más de diez muchachos corriendo por todos lados, era algo inevitable, pero que me recuerda a mi infancia.
Llegó la hora de la merienda, todos reunidos en el patio, la esposa de mi tío brindo el refresco y el pan, entre chistes, gaitas y buena música mi prima iba pintando, hasta que se fue la electricidad y nos fuimos por el plan b, la corneta inalambrica, pero que después de dos canciones se quedó callada por falta de carga.
Dejé ir a mi hijo mayor a la cancha con sus primos, le di orientaciones porque no soy de soltarlo así; los demás nos quedamos en el mismo sitio, la pared iba agarrando vida, gracias a la unión familiar para comprar las pinturas.
Mi niño era feliz en su carro, yo jugaba con mis sobrinas, María Ale hacía como si me sacara las cejas, momento que nos hizo mirar al cielo y saber que mi hermano estaría feliz de vernos a todos juntos.
La tarde culmino y mi esposo apareció, me sorprendió que viajo a dos Ciudades (Ciudad Ojeda y Maracaibo), nos despedimos de todos agradeciendo por los buenos momentos.
Pero Ronald debía pasar buscando las sillas en el negocio, compro pan y ayudo al arabe para tratar de prender la planta eléctrica, porque se fue la electricidad, pero nada que resolvieron.
Quedamos en casa y él siguio a su trabajo, a organizar todo para abrir el puesto de comida rápida; mi noche con los niños fue para tratar de dormir al más pequeño y entrar a la plataforma.
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