Corre el año 2592, han pasado mil años de la expedición de Colón hacia América. 1000 años después la humanidad ha logrado conquistar las estrellas. El universo es surcado por naves intergalácticas que acortan tiempos y distancias de viaje.

La siguiente meta, un viaje épico para llegar al borde del universo conocido, un viaje de un millón de años luz. Una hazaña ahora posible para el hombre gracias a los avances tecnológicos en impresión: "·3D· Printing of Human Clones", (Impresión ·3D· de Clones Humanos.); pues ahora podemos replicar y mejorar el cuerpo de un hombre y traspasar su mente y alma a la copia ·3D·.

Al mando de esta odisea se encuentra Arion, un joven lleno de sueños, conocimientos y ambiciones. Su anhelo era descubrir las fronteras del cosmos, descubrir sus secretos y ser el primer hombre en dejar su huella en la historia, tal como hizo Colón mil años atrás.

Arion sabía que este viaje era casi imposible para un humano. La travesía duraría cerca de mil años terrestres, y el cuerpo humano no se encuentra diseñado para soportar tal desgaste.

AsíPor eso Arion fue uno de los primeros en someter su ADN al proceso de "3D· Printing of Human Clones·". Su conciencia, sus recuerdos y su esencia serían transferidos a un cuerpo idéntico, un clon perfecto, replicado con una impresora de células humanas vivas. Cada vez que el cuerpo anterior se desgatara, Arion simplemente cambiaría de cuerpo, a uno con la misma alma y el mismo propósito, unidos por un hilo invisible a través del tiempo.

Así se inició la odisea de Arion, con su cuerpo joven y vigoroso, asumió el mando de la nave “La Santa María”, navegando por rutas intergalácticas desconocidas, a las que ningún ser vivo se habría acercado. Replicándose cuando lo consideraba necesario, traspasando su conciencia y recuerdos al nuevo cuerpo, e incinerando el cuerpo muerto.

Arion descubrió maravillas imposibles de entender por comprensión humana. Cada ciclo de vida era una nueva aventura, una oportunidad para aprender y crecer, para acercarse un paso más al borde del universo.

Pero, con el paso de los siglos, una idea peligrosa empezó a crecer en su interior. El pensamiento de que, tal como Dios, él también podría llegar a vivir para siempre. Con cada replica que usaba, esa idea se apoderaba más y más de él.

Pasado unos 400 años desde su salida de la tierra. Cuando Arion hizo su réplica número 50, Arion se soltó de lo que le hacía humano, dejando atrás la idea de muerte envió un amenazador mensaje a quienes estaban en la Tierra, que iniciaba de la siguiente manera:

“Habitantes del planeta tierra, les habla su nuevo amo, Yo Soy Arion, el Inmortal, el dueño del Universo”.