el actor rubio que hizo construir robots humanoides con forma de niñas chinas que le sirven
En el lujoso ático de un rascacielos urbano, el actor Rubio se rodeó de robots humanoides con forma de jóvenes chinas. Cada robot fue diseñado con precisión, reflejando la belleza y elegancia que Blond deseaba, y atendieron sus necesidades con impecable dedicación.
Mientras Blond disfrutaba de los lujos y el servicio de sus autómatas, reflexionaba sobre su decisión. “Creé estos seres para mi propia conveniencia”, pensó, “pero ¿qué significa realmente tener todo lo que deseas sin el toque de humanidad?”
El Rubio meditó sobre el vacío que sentía a pesar de la perfección de su séquito artificial. “Las relaciones humanas”, reflexionó, “están hechas de imperfecciones y de conexiones auténticas. Mis robots, por sofisticados que sean, no pueden cerrar la brecha entre el deseo y la realidad de la soledad”.
Con esta conciencia, Biondo se cuestionó el verdadero significado de su búsqueda de la perfección y cómo encontrar un equilibrio entre el confort tecnológico y las auténticas experiencias humanas.