Sobre un hábito que he estado desarrollando a lo largo de éstas semanas; ¿sirve para algo la relectura de libros ficcionales?
Introducción
Hola, qué tal. Les saluda Abner Pantoja. En ésta reflexión semanal relacionada con temas literarios, en diversas formas, quiero que juntos meditemos sobre la premisa y funcionalidad estética de las “relecturas” de libros de ficción. Mismas que no se limitan solamente a consideraciones de estudio y/o de goce estético. Es decir, que intentamos ir más allá de consideraciones pedagógicas, por ejemplo. O a un esfuerzo de construcción teórica como escritores. El fin en la mente es justificar la validación de esas relecturas.
Desarrollo
En éstas últimas semanas he estado en un ambiente de reflexión, propia de lo que son los momentos del año que vivimos como sociedad. Tanto en la parte profesional, como personal. Debo confesarlo, prima la parte profesional, como filósofo que soy. Hay proyectos importantes que quiero desarrollar como un ente pedagógico y de divulgación humanística, si es que eso es aún posible en América Latina, desde mi biblioteca en México.
Entre tantas cosas que estoy haciendo está el de salir a cafés. Simplemente a disfrutar de la bebida y del espacio. Para regresar con “otra mirada” a casa. Huelga decir que algo que quiero hacer en éstas semanas de descanso, es el de reorganizar mi biblioteca. En esas estoy que, me ganó la tentación y, tomé una novela que ya leí y me puse a releerla de nuevo.
Pues bien, en esa dinámica, sospecho, caeré, como Prometeo, en un estado de lectura por segunda vez de algunos libros. Eso me ha llevado a la consideración de la viabilidad que eso trae para con uno mismo. Ese ejercicio de introspección me viene agolpando en mi pensamiento. El punto de partida reside en esa plausible “utilidad” de esa gestión lectora.
No sé qué piensen ustedes, hipotéticos lectores. Entre los aspectos que en ese estado primitivo en el que por el momento me encuentro, de volver a leer, particularmente novelas; está inevitablemente el de revisar y seguir construyendo mi voz narrativa. Y es que, aunque filósofo, pretendo construir una narrativa que me permita gestionar mi creatividad novelística para ser escritor.
Una vez más me percato que ser escritor es un oficio, no sólo solitario sino retador. Mira que enfrascarme en un ejercicio de relecturas para seguir puliendo mi voz narrativa. ¡Cómo si hubiera tiempo suficiente en nuestra existencia! En fin, vale la pena subrayar que la actividad ya la he considerado como indispensable, será parte de mis hábitos.
Por supuesto que, poco a poco irán entrando criterios importantes a tener en cuenta, por ejemplo, el de la “selección” de libros que releeré. La cuestión es, aunque entiendo que estamos en una etapa de hermenéutica prematura, sobre cuáles deberán ser esos criterios a considerar en las acotaciones para la nueva selección que me pongo como tarea lectora.
Creo que por el momento dejará que la “intuición” me vaya guiando. Aunque si debo ser cuidadoso. ¿La razón? Que no me gusta del todo dejar “a medias” la lectura de un libro. Seamos honestos, si lo he hecho. Aunque me cuesta trabajo. Tal vez en el inconsciente, esa necesidad de la relectura esconda algo de eso. No lo sé. Vamos analizándolo.
Bueno, les dejo esta serie de argumentos para que haya una retroalimentación o al menos me cuenten sus experiencias. Estimados lectores, ¿les ha pasado esa necesidad de releer algún libro? ¿O será que a uno solo se le ha ocurrido? No lo creo. En fin, que en esas labores me pongo en el resto del año 2024. ¿Qué será del 2025? Descubrámoslo.
Conclusión
Algo que no debe uno dejar pasar, y a modo de conclusión lo he considerado poner, es que sí o sí, debe de existir una metodología lectora; por muy exploratoria que esta pueda ser. Como da la sensación de que así será en una etapa inicial. Puesto que respondo a una necesidad cognitiva y estética. Así que, manos a la obra y seguramente en un próximo artículo les estaré contando de la evolución relectora.
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Hola amigo Abner.
Soy de los que creo que la lectura tiene varios objetivos, que van entre el aprendizaje y la distracción, pero hay uno que me gusta en lo personal y es el hecho de poder "conversar" con el autor del libro, sin importar en qué época vivió y escribió ese texto.
Me encantan los libros de narrativa y ficción, porque es como si me sentara una tarde a conversar con García Márquez, con Juan Rulfo, con Horacio Quiroga, y por supuesto que he releído sus libros, porque las personas que somos buenas para conversar, siempre tenemos preguntas nuevas que hacerle a esos autores.
Saludos!