SEC-S18W6: ¡Érase una vez cuando era niña!

Corría la segunda mitad de los años setenta. En el mes de septiembre vi la luz de este mundo en la ciudad de Caracas, pisándole los talones a mi hermana que había nacido doce meses y trece días antes que yo. Mi mamá tuvo que recorrer varios hospitales para dar a luz.

Me cuentan que de bebé caí de los brazos de mi tío Rafael, pero no creo que esta locura de hoy se deba a eso jejeje.

Comencé a crecer muy llena de amor, con muchos tíos y tías de diversas edades, primos y vecinos que eran como familia. Una de ellas fue como una hermana más, éramos ella, mi hermana y yo desde pequeñas.

Fui una niña muy consentida, creo que sobre todo por mi papá quien nos preparaba a mí y a mi hermana leche en polvo con azúcar en casa, y para la merienda escolar salchichas, papas y salsa de tomate. Quizás por eso cuando estaba en la escuela los compañeros querían intercambiar la merienda y me llevaban el morral.

Ya las madres compartían su tiempo con la familia, sus estudios y su trabajo.

Los niños como yo pasaban gran parte de su tiempo junto a tíos y abuelos. De la mano de mi abuela materna y el kinder aprendí las primeras letras y una vez que llegué a la escuela ya conocía muy bien las lecciones de Mi Jardín.

Era una niña tranquila, no recuerdo haberle dado mayores preocupaciones a mis padres. Una sola vez probé lo que era un jalón en las patillas por parte de la maestra de carácter más difícil de la escuela.

Siempre fui una niña que disfrutaba demasiado la televisión, mi otra nana, aún lo hago.

Frente a ella hacía mis tareas sin mayor problema, disfruté de famosas caricaturas que hoy todavía la gente recuerda y más que eso añora, películas mexicanas y de Shirley Temple.

La tv también fue quien creó un lazo con el más joven de mis tíos, y con ella aprendí a disfrutar los deportes, veía el basket, el boxeo, beisbol y también un campeonato juvenil de fútbol que mi memoria recuerda como el Mundialito de Fútbol. En una salida al Parque del Este pude ver una de esas selecciones que se encontraban en Caracas. Sé que no lo inventé, eso existió jejeje. Encontré esta reseña en la web.

Tuve muñecas, que no hacía más que bañar jejeje, y junto a mi hermana jugaba con mis vecinos y cantaba rondas como Alelimón y Arroz con leche. Qué niñez tan bella.

Los niños de aquella época disfrutamos de la mejor música, hecha especialmente para nosotros. Lo mejor es nuestros padres nos la ponían. Aún las escucho, las canto y las bailo, y las comparto con mi hija.

Nunca cuestioné que una tal Susanita tuviera un ratón como animal de compañía, mucho menos lo que éste comía. Me cepillé imaginariamente con Poppy, escuché mil veces cómo una chinita se perdía en un bosque de su propio país, pero nunca logré hacer bailar el Hula Hoop 🙃.

Lo que si bailé fueron todas las canciones de los actos escolares porque estaba en todos. Siempre es una ventaja que tu tía costurera te haga los trajes.

Y también aprendí a bailar y cantar todo lo que disfrutaban mis adultos, salsa, merengue, música de todas las regiones de Venezuela, disco, rock...porque mi familia no dejaba pasar un cumpleaños por debajo de la mesa.

De igual forma no dejaban de lado sus creencias religiosas. Tuve Bautismo, Primera Comunión y Confirmación.

Así era, entre otras cosas, cuando yo era niña.

Cuando estaba en sexto grado, mis padres ya se habían separado y las tres chicas nos fuimos a vivir de Caracas a los Altos Mirandinos, donde comenzaría una nueva etapa, la adolescencia y una nueva experiencia de vida.

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Las imágenes son fotos de las fotos familiares, editadas en InShot

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Invito a participar a @rosselena, @leicorp1 y @enrisanti

https://steemit.com/hive-193637/@teamvenezuela/sec-s18w6-erase-una-vez-cuando-era-nino-a-once-upon-a-time-when-i-was-a-child

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