El día de ayer me levanté muy contenta porque sabía que sería un gran día.

Luego de desayunar unos deliciosos panes acompañados por un caliente café con leche me puse de inmediato a escoger y acomodar unas prendas de ropa que ya no uso pero están en perfecto estado, para donarlas posteriormente. Resulta que una amiga de mi mamá llamada Paula, se dedica a recolectar materiales como ropa, zapatos y juguetes para donarlos a personas que más lo necesitan; por lo que mi madre y yo decidimos esta vez colaborar con esa causa y ayudar a muchas personas.

La señora Paula vino a mi casa las 10 de la mañana a buscar las prendas de vestir y lamentablemente no pude tomarle fotos porque dice que no le gusta aparecer en internet y por ello no usa redes sociales, lo cual respeté mucho. Sin embargo destaco aquí que la satisfacción que sentimos todos en ese momento (mis padres, la señora Paula y yo). Fue reconfortable porque es muy bonito ayudar a personas que no conocemos y más si tienen precariedad, y que bueno que comenzarán el año nuevo con ropas nuevas.

Posterior a eso, se hicieron las 12 del mediodía y almorcé una deliciosa pasta con salsa de chuleta ahumada y vegetales, acompañada con un vaso de Pepsi bien fría.

Luego de reposar el almuerzo acostada en mi cama, vi la hora en mi celular y noté que eran las 2 de la tarde y yo tenía la un compromiso muy importante durante las próximas horas: era la dama de honor de una boda muy esperada, debido que se tuvo que posponer varias veces por la pandemia.

Conversé un rato con la novia y me dijo que me fuera alistando con calma porque ella aún estaba en el salón de belleza siendo peinada y maquillada, así que me di una larga ducha, luego escogí mi ropa y mis zapatos, me los coloqué y justo cuando me iba a maquillar se hicieron las 4 de la tarde y recibí una llamada telefónica: la novia diciéndome que ya estaba lista y que me iba a pasar buscando para recoger unas cosas en su casa e irnos a un bello hotel de la ciudad donde ella se vestiría, se tomaría fotos y luego iría a la iglesia. No me dio tiempo de maquillarme.

Tal cual sucedió. Me pasó buscando, fuimos a su casa a buscar su vestido, sus zapatos, una maleta que preparó con otras cosas (pues en ese hotel pasaría su noche de bodas), las flores, el arroz dividido en pequeñas porciones cuyo destino era ser lanzado a los novios al terminar la ceremonia, los lazos para el carro donde se transportaría la pareja y un montón de cosas más.

Camino al hotel, íbamos en comunicación con la agencia de festejo, la chef que preparó los postres, nos aseguramos de que todo estaba en un su sitio, organizado y encaminándose; y ya con menos preocupaciones llegamos al hotel donde comenzó la magia de ver a una mujer convertirse en la bella novia de una boda.

En la habitación del hotel, mientras la novia se vestía con la ayuda de su madre, yo finalmente tuve tiempo de maquillarme y luego le tomé varias fotos posando con una cámara de ella, razón por la que no tengo esas bellas fotografías.

Posteriormente se hicieron las 6:50 pm y salimos a la iglesia, donde se efectuó la boda a las 7:00 de la noche.

Por supuesto, no pude tomar fotos durante la ceremonia pero les cuento que estuvo maravillosa. Al culminar, todos salimos de la iglesia y nos dirigimos al club donde comenzó la fiesta a las 8:00 pm y terminó cuando salió el sol del día siguiente.

Me alegro mucho por los novios, por haber sido parte de su ceremonia y porque todos los invitados disfrutamos mucho.

Debido a que ser la Dama de Honor de una boda es un trabajo ajetreado, son pocas las fotos que logré tomar en mi celular por falta de tiempo, y durante la fiesta (ya con menos trabajo que hacer y con mucho que disfrutar) dejé que el fotógrafo contratado se encargara de todo, y aún no me han enviado esas fotos. Sin embargo todas las fotografías que ven aquí las tomé cuando pude con mi celular, un Samsung A01.