La depresión es una palabra que ni siquiera se puede escribir en las redes sociales, parece que hay algún uso excesivo, es posible que incluso un mal uso de esta palabra, la depresión no es simplemente una tristeza, es algo más profundo, es un perder el sentido de hacer las cosas, perder el interés y las ganas, pero lo que creo que es más preocupante es que la persona siente que pierde la capacidad de sentir alguna emoción de aliento, de esperanza, posiblemente lo que mejor la defina no es la desesperanza, sino la desesperación.

Hace dos días salí a caminar como a eso de las 4:30 de la tarde, el ambiente estaba hermoso, el cielo con un azul espléndido, y ya desde antes había decidido tomar un camino que va hacia unas canchas de futbol, me gusta porque es una ruta dentro de una zona residencial donde hay muchos árboles, y puedo caminar a la sombra de ellos mientras voy observando como el sol se va inclinando hasta ponerse en el horizonte.

Cuando llevaba unos cuarenta y cinco minutos caminando vi que una señora salió de su casa y se incorporó a caminar, iba delante de mí, pero luego se detuvo porque un hombre la saludo mientras le decía desde la otra acera: -¡Espero que hoy este mejor! Mire este día tan bello…-, pase cerca y los deje atrás…

A los pocos minutos sentí que alguien iba cerca de mí, y volteé, y era la señora que ya me estaba alcanzando, le dije: -Oh wow, ya me alcanzo, yo la vi hace unos minutos que usted se quedó atrás...-

Entonces ella se puso a hablar conmigo, me preguntó si yo caminaba, le respondí que sí, pero que tenía mucho tiempo que no tomaba esa ruta, luego le dije que yo hacía bailoterapia y le pregunté si ella había ido, pues es un sitio cercano y van muchas personas de la zona, pero ella me respondió que no, que eso la aturdía, porque ella sufría de depresión…

A partir de ese momento la conversación giro en torno a ese tema. Me di cuenta que había una pregunta que ella me repitió diferentes veces, y era: -¿La depresión se cura?-

Le conté que en una época de mi vida estuve así, y que logre salir de eso, pero no yo sola, sino pidiendo ayuda y dejándome ayudar, le explique que es necesario buscar esa ayuda si sentimos que no podemos solos, pero que también es muy importante creer que sí podemos ser sanados.

Le hable de la importancia de creer en algo más grande que nosotros mismos, que puede ser Dios, el universo, como prefiera llamarlo, pero que se trata de dejar de sentir que estamos solos.

Mientras conversaba con ella, un pensamiento rondaba mi mente y era este: Las personas llegan a la depresión por la repetición constante de pensamientos desalentadores, por la necesidad de certezas, por sentirse solos, por haber sufrido pérdidas… Si una persona no se prepara en su vida con una mentalidad fuerte, si no tiene algo a lo que pueda sostenerse cuando todo se derrumba alrededor… ¿Qué será de ella?

Mientras la miraba, ella es una mujer mayor de 72 años, una persona atlética, me dijo que corría 45 minutos diarios pero lo había dejado y que ese día se había obligado a salir… Pensaba, ella es hermosa, es sana, y sin embargo su semblante, contraído por el sufrimiento, reflejaba a una niña asustada, desorientada…

Quería poder ayudarla, aunque estaba consciente que la depresión es una enfermedad. Ella me dijo que estaba bajo atención psiquiátrica y tomaba medicamentos. Le dije: -Bueno, quiero decirte que la depresión sí se puede curar, pero es importante que tú creas que es posible.-

Le dije: -Haz cosas que te gusten, haz cosas pequeñitas por ti cada día, no tienen que ser cosas grandes, esto que hiciste de salir a caminar es muy bueno, te felicito por eso.-

Le pregunte -¿Tú crees en Dios?-, ella me dijo: -Sí.- Le respondí: -Dios también nos habla a través de las personas, de las cosas buenas que nos ocurren.-

Luego, intercambiamos los teléfonos y quede de escribirle para que asistiera a la bailoterapia… Me despedí porque ya anochecía, nos dimos un abrazo y ella se fue a su casa.

En verdad le dije tantas cosas, tratando de ser lo más sencilla posible, y no sé si a ella le sirvió, me dijo: -Yo solo quiero sentirme bien por dentro.-

Mientras caminaba a casa me preguntaba ¿Por qué algunas veces nos dejamos convencer por lo que la mente nos dice? ¿Es posible salir de una enfermedad de la mente cuando no hemos desarrollado durante nuestra vida herramientas para fortalecer nuestro interior?

Sentí el dolor de esa señora, y pensé en cuantas personas como ella hay en el mundo… La sociedad a nivel general ha crecido para desarrollarse sobre todo en la economía, la política… pero se ha perdido de desarrollar la vida en comunidades, la vida que se hace en grupos, las redes de amigos, de familias. Se ha perdido la conexión que existía entre los vecinos de un pueblo, esa vida en comunidad. Ese saber que perteneces.

Creo que la soledad, no se trata tanto de estar solo, sino de sentirse solo, luego de ver que no tienes amigos que estén allí, que estén por ti y para ti, y que tu estés para ellos. Mucho se trata de eso. Somos seres sociales que necesitamos estar en contacto con otros.

Uno de los remedios para el dolor de alma es hacer algo por alguien cada día… Es la manera de sentirte parte de ese algo más grande a través del cual se manifiesta el amor a la humanidad, al lugar en el que estas…

Creo que, si podemos desarrollar una cultura de la amistad, de las buenas relaciones, de la convivencia y sobre todo del compartir, podríamos aliviar mucha de la tristeza crónica que existe en el mundo…

Creo que la depresión se puede curar, al menos se puede aliviar, sobrellevar, y mucho se trata de ir poco a poco cambiando la mentalidad, soltar el control, confiar… A veces confiar se siente como un salto al vacío, pero si eres capaz de creer que ese algo más grande te sostendrá, te dará las alas, dejarás de temer y pasaras a ser como esa águila que vuela aún bajo la tormenta.

Muchas veces, solos no podemos, así que no dejes de buscar ayuda si es tu situación, y sobre todo, déjate ayudar.

Muchas gracias por leer y comentar.

_{Las foto es de mi autoría, editada en Canva.}

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