Hoy estaba en la iglesia escuchando al pastor hablando, cuando de repente se quedo callado como tratando de contenerse, y luego dijo algo así como “otra vez…” entonces me quede mirando fijamente a donde él estaba, y vi como intentaba no llorar, con el rostro rojo y cerrando los ojos…

Esta iglesia se había quedado sin pastor por más de dos años, y en ese tiempo estuvieron predicando con frecuencia diferentes “candidatos”, eran hombres capacitados, unos más que otros. Recuerdo que había uno que era como el favorito de muchos así que cuando tuve la oportunidad de acercarme a él le pregunte si le gustaría ser el próximo pastor, a lo que me respondió que no, porque no se sentía lo suficientemente preparado.

Había otro individuo que se esmeraba muchísimo en sus predicas, además tiene el don de cantar, pues es músico, pero creo que su sermón me resultaba recargado, él quería decir tantas cosas, con tantos detalles que terminaba cansándome escuchándolo… Además, con mucha frecuencia él solía llorar y eso no me resultaba agradable, es decir, está bien si una persona llora alguna vez, pero si lo hace con demasiada frecuencia me parece como exagerado. Y no es que este en contra de llorar, yo misma a veces soy llorona, pero, me estoy refiriendo a una persona que esta ante muchos dando un sermón, mostrar demasiada vulnerabilidad puede ser incómodo para los oyentes.

Como no voy todos los domingos no tenía mucha idea de lo que pasaba en la iglesia y cómo iba eso de la elección de un nuevo pastor. Solamente escuchaba con frecuencia a estos dos que eran los que estaban siempre disponibles. Una amiga me dijo que quería mucho que quedara el primero, el que era más carismático, gracioso. Yo realmente no tenía un favorito, el primero me dejo un poco desconcertada al decir que no deseaba ese cargo, así que con eso sentí que ya no lo merecía, pues ¿Cómo puedes ser digno de algo que no quieres?

Cuando alguien no desea algo porque no se siente capaz, creo que puede ser que no sea el tiempo para recibirlo, porque además el solo hecho de sentirse insuficiente, hace que la tarea quede muy grande.

Sé que el querer algo talvez no es lo más importante para obtenerlo, pero si que juega un papel fundamental para el desempeño, lo que se llama el performance.

Cuando llego el momento de elegir el nuevo pastor, resulto que solamente uno llenaba todos los requisitos, incluidos los estudios del seminario. ¿Y quien era ese? Pues el pastor que, aunque no era el favorito de todos era el más apasionado, el que más se esmeraba y el que lloraba todo el tiempo.

Cuando me dijeron a quien eligieron (fue una elección por votos además), me contente mucho y yo misma me sorprendí de que esto me alegrara tanto, y es que en mi corazón sentí que para él era un sueño hecho realidad, algo para lo que se sintió llamado, inspirado. Y pues cuando fui a uno de sus primeros sermones luego de que se hizo pastor, lo encontré igual de humilde, él es de los que saluda a todos, uno por uno. Tiene grandes proyectos para trabajar y unir a todos para esto, como verdaderos hermanos.

Lo que quiero decir es que muchas veces quien se gana un lugar, para hacer realidad sus sueños, no es necesariamente el más talentoso sino el que más lo desea y actúa en concordancia con sus deseos.

Que bonito es ver a una persona que se siente realizada y a gusto en lo que hace, como si hubiese nacido para eso, me da satisfacción y alegría cada vez que me encuentro a alguien así.

Hoy cuando el pastor hablaba y dijo, “otra vez”, ya no lo vi con incomodidad, lo vi con ternura, porque supe que esas lágrimas salen de su corazón, porque trata de vivir lo que predica y lo siente. Creo que todos tenemos algo que aprender de los demás y de él podemos aprender lo que significa hacer las cosas con una verdadera entrega.

Muchas gracias por leer y comentar.

_{Las fotos son de mi autoría.}

@inspiracion