Buen día, saludos amigos y amigas de Steem Venezuela, espero que estén muy bien y que cada uno de los proyectos que estén emprendiendo o ya hayan iniciado esté marchando viento en popa.

Me entusiasma poder participar en estos concursos que se promueven, y disfrutar de compartir con todos ustedes. Gracias a Dios logré solucionar las dificultades que tenía para publicar, pues, compramos una nueva computadora en casa y eso me hará más fácil el realizar publicaciones y por ende participar más seguido en esta plataforma.

@inspiracion, invita a participar en un concurso en el que el tema es bastante interesante, porque es un aspecto muy presente en la vida de todos. Se trata del esfuerzo, de esas ganas, ese empeño, esa entrega y sacrificio que damos de nosotros para lograr los objetivos que mueven nuestros propósitos.

Acá en este link pueden leer las pautas para participar.

El esfuerzo:

Para cualquier cosa que realizamos, utilizamos energía o fuerza. Incluso para respirar o parpadear, es solo que mientras menos intensidad exista en lo que realizamos, menos nos daremos cuenta de que lo estamos haciendo. Pero cuando lo que hacemos lleva una intención de disciplina, perseverancia y empeño, es cuando podemos hablar del esfuerzo.

Esa entrega personal, (ya sea física o mentalmente) que aplicamos a los proyectos que emprendemos, es lo que podemos llamar esfuerzo. Desde la preparación de un almuerzo, hasta la construcción de un edificio, puede demandar de nosotros un esfuerzo.

Mi experiencia con el esfuerzo:

Creo que no había valorado tanto mi esfuerzo como ahora. Trabajé durante 16 años como docente en un liceo. Lo disfruté mucho y sentía en aquel entonces que me esforzaba, sin embargo, trabajaba medio turno, y podía disfrutar de las tardes y las noches libres, para dedicarme a cualquier actividad o hobby. Luego, durante la pandemia, decidí renunciar, pues el sistema educativo desmejoró bastante y el sueldo hacia los maestros se convirtió en una vergüenza nacional. Esa es otra historia donde el esfuerzo comenzó a verse como una carga y no se recompensaba, ni se valoraba el trabajo.

Entonces emprendí, junto a mi esposo, un proyecto que ya tiene 4 años. Iniciamos la venta de comida rápida, con hamburguesas y perros calientes, "Panchitas Burgers". Un proyecto que ha llevado mucho esfuerzo de parte de ambos y que va dando frutos a veces de forma abundante y otras de gota a gota.

Comenzamos en la cocina de nuestra casa, dos años después logramos construir la cocina de Panchitas, en la entrada de casa. Un espacio grande donde estaba ubicado el garaje y parte del jardín. Este año pudimos colocarle techo, pues estaba al aire libre y si llovía no había venta. Logramos aumentar la cantidad de mesas y sillas, ambientamos y decoramos con mayor prolijidad y aprovechamiento del espacio. En fin, ahora se ve y ya parece un local para vender cualquier tipo de alimentos.

Todavía nos falta mejorar el piso, reforzar la seguridad con más rejas, para poder colocar televisores y aparatos reproductores de música y algunas cosas más.

Llegar a lo que hemos logrado hasta el día de hoy, no ha sido nada fácil. El esfuerzo se nota y se siente. Para nosotros nuestro mayor pilar es la perseverancia. Persistir y seguir firmes en nuestras convicciones. Son muchos los negocio de ventas de comida que han colocado en nuestra calle y ninguno ha permanecido más de un año. Los emprendedores terminan rindiéndose y cierran sus negocios.

A veces las ventas están muy buenas y eso nos ayuda a equilibrar nuestra economía y satisfacer gustos y necesidades. Otras veces, puede pasar hasta una semana sin que se vea algún cliente y eso, además de desesperar, nos tambalea las creencias, pero nos mantenemos firmes y estoicos, porque sabemos que nuestros productos son buenos y a la gente le gustan. La mala racha económica que viven muchos venezolanos hace que los clientes no puedan venir con la frecuencia que quisieran, pero nos reconforta saber que, en cuánto tienen la oportunidad, nos visitan y se van muy contentos y satisfechos, siempre con ganas de volver. Es allí, donde nuestro esfuerzo se ve recompensado.

La fe, de la mano con el esfuerzo:

¿Por qué nos esforzamos? Pues porque queremos lograr una meta, un fin, un resultado que nos satisfaga y que nos haga sentir útiles de alguna forma. Cuando tenemos la certeza de que lo que estamos haciendo está bien y que los frutos se darán tarde o temprano, el esfuerzo se convierte en un camino para vencer. Y esa certeza es la fe, la fe de que todo saldrá bien, por eso nos esforzamos.

Esforzarse tiene sus beneficios. Nos hace sentir productivos, nos alienta a seguir perseverando y nos recompensa cuando nuestros esfuerzos dan frutos.

Gracias por visitarme y comentar. Lo agradezco. Nos leemos. Quiero invitar a @sacra97, a @santamorillo y a @zorajaime.

Todas las imágenes me pertenecen.

Esta publicación está configurada para donar parte de las recompensas a la cuenta comunitaria @teamvenezuela.