El cómo llegaron tres morrocoyes a manos de mi hija

Luego del alboroto decidí hacerles un artículo el cual inicia así; Actualmente vivimos en una zona donde hay pocos niños y niñas. Además del encierro que cumplimos cabalmente para evitar un contagio del Covid 19. Por tal razón nuestra hija aún de 7 años nos pregunta un día llorosa que porqué no la llevábamos a caminar, ir al parque, a la escuela o a casa de una prima que vive en la misma comunidad. Le explicamos, pero igual a las horas nos repetía que quería salir, decidimos pues conseguirle una mascota para darle responsabilidad y olvidar por un rato el tema de la pandemia.

En ese entonces hablé con una tía que tiene muchos morrocoyes e imaginé que ya para inicios de mes ya estaban naciendo unos nuevos. Por supuesto que la respuesta fue positiva solo me dio que esperara unos días. Pasaron los días y me llamó que ella personalmente se lo iba a entregar. No coincidieron por que la niña se había ido con otra tía unos días.

Le fue bastante bien ya que el tío le regalo uno, pues ahora tenía dos. Al día siguiente llamó a casa algo preocupada por que el morrocoy se le escapo. Dice que solo fue un momento que entró a la casa y al salir ya no estaba, no hubo problema porque le dieron otro.

No todo termina allí, pues volvió a confiarse y el otro también se le fue, pero en la tarde encontró el primero. En fin mi hija tenía las manos bombardeadas por morrocoyes, pues al venir a casa la mamá le tenía otro más. Quiere esto decir que en sus manos había tenido cinco morrocoyes Uno adquiere una gran responsabilidad cuando cuida un animal.; uno se le perdió, otro se murió y tres que ya tienen un año en casa fortaleciendo su respeto y responsabilidad hacia la vida animal.

Recuerdo claramente en las mañanas – Niña, ¿Le diste comida a los morrocoyes? –ella a veces se molestaba, hasta darse cuenta que ellos dependían solo de ella. Ahora comen hasta tres veces al día, agua permanente y espacio donde pernoctan siempre limpio. Espero les haya gustado el artículo.