Más de oración y de unión por favor...
Sin juzgar los corazones, el camino a seguir ante la crisis de nuestra amada Iglesia Católica no es salirse ella. Padecemos mucha división, confusión y enfrentamiento en la actualidad, ¡qué duda cabe! Es evidente para cualquier cristiano medianamente informado, y nos causa a todos mucho sufrimiento. Pero la barca de Pedro es una sola. Cristo no fundó varias iglesias, sólo una. Y Él navega junto con todos nosotros atravesando la historia en medio de buen tiempo o de grandes borrascas. A veces la barca parece un hermoso navío que avanza triunfante y decidido por las aguas, otras veces parece una simple tabla rota y desgarrada qué está a punto de darse la vuelta y llevarse a todos a la profundidad. Pero siempre es la Iglesia, el Cuerpo Místico de Cristo, la Esposa del Señor. Y Él ha dicho que las puertas del infierno nunca prevalecerán sobre ella (Mt 16,18). Nunca se va a hundir. Ya en el Evangelio los Apóstoles gritaron una vez en la terrible tempestad: "¡Señor, sálvanos que perecemos!" (Mt 8,25). Y el respondió:"¿Por qué tienen miedo, hombres de poca fe?" (v. 26). Si aprendemos de los santos, nuestros gloriosos hermanos, ellos nunca tomaron la decisión de salirse de la Iglesia para fundar una nueva que sí sea la verdadera, o para proteger una doctrina, o para salvar una fundación de su extinción. Recordemos a San Atanasio (excomulgado por la Iglesia Católica), a santa Juana de Arco (quemada viva por la Iglesia Católica) o el Padre Pío de Pietrelcina (prohibido de celebrar Misas en público, por la Iglesia Católica), y tantísimos otros ejemplos. Desgarrar el Cuerpo del Señor con un cisma no es la solución, es agravar el dolor y la división.
¿Qué debemos hacer? Ser santos, ser orantes, ser caritativos, ser fieles al Evangelio, tener espíritu de sacrificio. No saltar por la borda, no festejar a los que lo hacen como si fuesen héroes, sino regresarlos. Y tengamos esperanza. Cristo está a cargo de todo. Él es el León de Judá que ya ha triunfado sobre el enemigo (Ap 5,5).🙏