Yo elijo vivir...
Cromovegetal
Universidad Simón Bolívar, Caracas Venezuela
Muere lentamente quien se transforma en esclavo del hábito, repitiendo todos los días los mismos trayectos, quien no cambia de marca, no arriesga a vestir un color nuevo, quien hace de la televisión su guía. Quien evita una pasión, quien no arriesga lo cierto por lo incierto para ir detrás de un sueño, quien no se permite por lo menos una vez en la vida, huir de los consejos sensatos. Muere lentamente quien no viaja, quien no lee, quien no oye música, quien no encuentra gracia en sí mismo…
Lo anteriormente escrito no me pertenece, es un pasaje de una hermosa poesía de la afamada escritora brasileña Martha Madeiros, y es hermoso realmente, hermoso e inmensa verdad.
El ser humano vive tan asustado de enfrentar a la muerte que se ha creado una gran burbuja de normas y conceptos preestablecidos para protegerse del mundo que lo rodea y así, según una teoría profundamente dogmática y arcaica, vivir dentro del régimen de protección que los matices grises brindan, con profundo temor al color, porque el color les es desconocido porque el color es y está preñado del desorden de la vida, de un desorden perfecto dentro del orden de la existencia.
Así pues, el color nos llama a la aventura, al riesgo, a conocernos y aceptarnos a nosotros mismos como somos, en fin, nos llama a vivir, sin temor, sin límites y sin techos.
Claro que a lo largo del camino de la vida, de una vida realmente vivida, podemos caernos, herirnos, llorar, sufrir y enfrentar miedos y tristezas; claro que sí, es parte de la aventura llamada vida. Pero también, en ese mismo camino, es que realmente entendemos y sentimos amor, reímos, jugamos, tocamos la felicidad y entendemos que, finalmente, somos parte del inmenso Universo que a todos nos cobija. Sensación abrumadora por lo certera y clara.
Aquellos que tomamos la decisión de optar por la vida, por el color y por la aventura, posiblemente seremos rechazados por aquellos que prefieren vivir en la comodidad de su protectora burbuja. Posiblemente seamos vistos como los raros del grupo, los disociados o los que están un poco “loquitos”, sin embargo, a pesar de ser etiquetados, debemos estar conscientes de que sin nosotros los “loquitos” el mundo carecería de hermosas obras de arte, de música excelsa, de grandes películas, grandes inventos y grandes descubrimientos que, incluso, han llevado a la humanidad a salir al espacio exterior y, eventualmente, más allá…
Opto por vivir, esa siempre será mi opción, opto por arriesgarme y ser fiel a mi naturaleza a pesar de los demás y sus prejuicios, opto por sentarme en el camino y al mirar atrás estar consciente de que lo recorrido fue recorrido a mi manera y que ello me causa felicidad, porque con errores y aciertos, fue siempre mi decisión de vivir la que se impuso.
Opto por vivir sin temor a la muerte, porque la muerte también es mi decisión, jamás mi destino. Porque aquellos que viven, dentro de su burbuja de protección, con temor a la muerte, no se han dado cuenta de que en realidad a lo que le tienen más miedo es a la vida misma, y por ende, ya están muertos, viviendo con un inmenso miedo a vivir y tan solo esperando morir…