Y si somos niños... Otra vez?

Hola comunidad Steemit!
Espero que la estén pasando genial en sus diferentes actividades diarias. ¡Todos los días son excelentes oportunidades para ser felices! Yo se que estamos tan acostumbrados a que nos hablen de la “felicidad” como un estado de alegría en el que todo debe ser perfecto. Yo también fui víctima del falso espejismo de la felicidad que nos quieren vender. Estoy totalmente seguro de que pasaste mucho tiempo “En busca de la felicidad…”

Después de mucho fracasar, creo que le he podido dar un significado a la felicidad, algo personal que quiero compartir con ustedes. Para mí, la felicidad es poder descansar en las noches, sabiendo que he dado lo mejor de mí, con la expectativa de lo que traerá el próximo día. No importa si el día fue gris o soleado, duro o ligero. ¡Mi felicidad es un sentir interno que no puede variar por las circunstancias externas!

Pero no les quiero mentir, realmente hay días en los que no me veo muy feliz, soy humano. Tengo derecho a manifestar lo que siento. Tristeza, rabia, dolor… Nunca sabes cuándo van a llegar. Pero les tengo la cura: ¡Seamos como niños otra vez!

Al ver la imagen principal de este post no puedo dejar de reír, es de 2015, pero me trae maravillosos recuerdos. Mis amistades y yo disfrutábamos de un día de tenis posterior a un gran concierto que habíamos planificado desde hacía unos meses atrás. El concierto quedó genial, pero todos estábamos agotados del arduo trabajo. Queríamos celebrar el éxito obtenido con una pequeña reunión de juegos.

No sé por qué, pero Dios me ha dado la capacidad de hacer reír a las personas con una que otra pequeña locura. Mi pequeño sobrino apenas tenía año y medio de nacido y lo llevamos al parque con su carrito, pero por la foto ya podrán haber notado quien se la pasó rodando toda la tarde… ¡Rayos! ¡Me reí tanto corriendo como meteoro! Todos estábamos riendo a carcajadas, me veía sumamente ridículo, pero entre risas logramos olvidar el cansancio y la fatiga.

El hecho de ser adultos no quiere decir que ocultemos el niño interno que llevamos dentro, podemos ser atrevidos, alegres, ingenuos, espontáneos, reales y sin reservas, típico de la inocencia de la niñez. Quiero regalarte el siguiente verso bíblico para que te ¡aventures a creer!
“… Dejad a los niños venir a mí, y no se lo impidáis; porque de los tales es el reino de los cielos”
Mateo 19:14

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