Una maravillosa noticia para los amantes del café: su aroma puede reducir el estrés
El olfato es el único sentido que accede a nuestras sensaciones y a nuestra memoria de largo plazo en tan solo un instante. Ningún otro sentido tiene este privilegio. Un solo olor puede transportarnos a un momento lejano y casi olvidado.
Si eres amante del café, es importante que sepas que su aroma no solo te conecta con el placer de haberlo disfrutado en el pasado; su aroma tiene otra ventaja química. Cuando aspiramos el olor que emana de nuestra taza de café, las proteínas del cerebro cambian y comienzan a proteger a las células nerviosas del estrés.
Así, el olor del café nos puede hacer sentir en calma y, al mismo tiempo, traernos a la memoria las madrugadas frías frente a la computadora, la contemplación callada del mar o un momento de lucha solitaria contra el sueño. O el recuerdo del café de olla de las calles de Patamban en México, y las risas de mis amigos.
Con el café, lo que emerge, emerge desde un lugar conocido. Puede ser una sensación casi fotográfica bañada de un confort momentáneo. Quizás por eso algunos lo ven adictivo. Probablemente, el fabricarnos momentos de confort es adictivo. Pero para los amantes del café, el placer que produce la bebida supera la sensación de logro que pudiera producir el evitarla.
¿De dónde nos nace el gusto por el café? El mío nació, seguramente, de ver a mis padres tomar café los domingos por la mañana: «se veían tan a gusto». La leche de mi pequeña taza, después de mucha insistencia, era pintada con un chorro rápido del líquido oscuro. Eso me bastaba para ser parte de ese «a gusto» tan adulto.
No sé cuándo me gradué de las manchas de café en la leche al café negro. Quisiera recordar ese instante en que por primera vez toda su magia oscura, desde el aroma hasta el último sorbo, capturó mis sentidos. Un encanto que ahora aparece cada mañana y que de vez en cuando comparto.
En un ritual que completa una tarde otoñal sin más ambición que la de estar y disfrutar las palabras que van y vienen, podemos compartir un buen café. Las manchas de café en la leche maduraron, ahora disciernen entre macchiatos y cappuccinos. Entre un buen café de olla con un pedacito de cáscara de naranja y un café negro sin más adornos que el cuerpo de su semilla tras un molido exacto. Pero independientemente de su forma, es magia química que calma y provoca.
Provoca la conversación, el momento, la tarde, la mañana fría, el viaje, las historias, las risas, los abrazos. Es un instante, es un momento. En ese instante justo antes de probarlo cierra los ojos, aspira su aroma y deja que la magia suceda. Es tu momento, es tu café.
Yo soy amante del buen café me encanta ya se porque vivo si estrés alguno, amiga @mariabulma le invito a que se una a nuestro canal de discord para ayudarle a avanzar en esta hermosa plataforma de steemit este es el link https://discord.gg/9W26cB puede encontrarme por hay por mi nombre de usuario @mauricioteran y asi podemos ayudarle
Muchas gracias Mauricio por la invitación. Sí, hay que disfrutar la vida y, por supuesto, el café.
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