Antonia, mi Higlander

in #life6 years ago (edited)

     La señora que se encuentra a mi lado en la foto se llama Antonia. Ella fue una de las tantas mujeres de los barrios caraqueños de los años 80 que asumieron la gran responsabilidad de ser cuidadora de muchos niños amparados por el programa "Hogar de cuidado diario" de la Fundación del Niño.

     Por ser hija de padres muy jóvenes y trabajadores, quedé bajo su cuidado. Ella me recibió a los 2 años de edad, luego de haber pasado por un hogar de cuidado similar, donde, según mis padres, recibí todo tipo de maltrato, en especial físico. Siempre me recuerda como una niña muy diminuta y frágil, que llegó con las piernitas marcadas por los golpes. Afortunadamente, según me cuentan, la justicia se hizo cargo de aquella "cuidadora" que tanto daño me hizo y que no recuerdo, a la cual pues no guardo ningún rencor. Por el contrario, le agradezco que me haya empujado a los brazos amorosos de mi viejita, quien se hizo cargo de mi hasta los 6 años. Sus hijos se convirtieron en mis tíos, y ella, en mi abuela.

     Unas cuantas lunas han pasado desde aquel primer encuentro, muchos buenos hábitos adquirí bajo su techo y el amor y el agradecimiento que siento por ella siguen intactos. A ella y a sus hijos son los únicos a los que le permito que me llamen "Vanessa".

     Mi abuela Antonia es un ejemplo de trabajo duro, respeto y amor incondicional a los niños, ejemplo que hoy por hoy ha sido subvalorado. Solo hace falta pasearse por algunos atroces videos de niñeras que humillan y maltratan a los niños que están bajo su cuidado, para darme cuenta de lo afortunados que fuimos muchos niños del barrio La Unidad de El Cementerio, quienes logramos con su ayuda mantenernos alejados del crimen, futuro casi asegurado para niños en condiciones vulnerables como nosotros. Muchos de ellos ahora son hombres y mujeres profundamente agradecidos, trabajadores y honrados. Además, ella me recuerda una Venezuela mucho mejor de la que tenemos ahora.

     Muchos años pasaron antes de conocer su nombre completo: Juana Antonia Piña; su edad para mí siempre fue un misterio, por ello siempre la llamé "Highlander", atando a ese apodo mi esperanza ingenua de asumirla inmortal.

     Ella no fue mi cuidadora, ella es y será mi abuela, a la cual aún le pedía la bendición antes de su partida el año pasado. A pesar de ya no tenerla físicamente, ella siempre está ahí, con su nórdicos cachetes rosados y su dulce mirada, mirada que fue determinante en infancias difíciles, en especial la mía.

     Parte de lo que soy te lo debo a ti, mi Highlander... <3

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Que suerte tenemos algunos de experimentar un amor como el de una mujer, una madre a negada como tu abuela Antonia. Me alegra que hayas tenido esa bella experiencia de vida. Felicidades.

La verdad sí, fui muy afortunada entre tanta calamidad. Ojalá más niños tengan la oportunidad de vivir el amor, no en cuidadoras, sino en sus propias familias. Gracias Onexel!!!!!