Carta abierta a mis anhelos
¿Tendrían mis dedos prudencia, para rozar tu rostro?
¿tus ojos... como el alba siguen iluminando los días?
¿Bailas, todavía, a tu compás, con el humo que asciende de tus pulmones?
¿Aun cantas cuando la felicidad es tu morada?
¿Cuanta nieve hay en tu cabello?
Tus abrazos... sublime sentimiento de amor; tu amor
ese que es puro, que es limpio, que no se rompe, que no se acaba
Mi casa, mi cobijo y mi refugio, transciendes: acariciar tus recuerdos, sana mis heridas.
Muy bueno.