Mamá, ¡Felicítate, lo estás haciendo bien!
Un tema apasionante, en mi caso, es sobre la paternidad. Pienso que es una responsabilidad muy grande y nadie nos entregó un “manual” donde se explicara con detalles como hacerlo bien. Así que queda de nuestra parte crecer en esta área y sembrar lo mejor en esos pequeños que nos han confiado.
Aunque en la crianza están involucrados papá y mamá, esta vez quiero compartir con las mujeres sobre su rol. Específicamente lo relacionado en qué hacer cuando se han usado los gritos como método, sin quererlo, de crianza. No sé si le ha pasado, confieso que a mí sí, que ha intentado corregir a sus hijos, con una voz firme y tono adecuado y al no alcanzar lo deseado se exaspera y “pega” cuatro gritos. Luego reflexiona, entiende que no es la manera correcta, respira profundo y sigue intentándolo. Lo delicado de esto es que los chicos pueden acostumbrarse a obedecer solo con el grito y por supuesto no es lo que queremos, pues anhelamos hogares donde haya armonía, así que vale la pena aprender sobre como lograrlo.
Sé que este tema tiene mucha tela que cortar, así que cortaremos solo un pedazo. Leí la opinión de una sicóloga especializada en niños y madres, además defensora de la crianza natural, Rosa Jové, quien comentó que por lo general cuando el comportamiento de nuestros hijos nos molesta en extremo, está relacionado a que “la tolerancia baja mucho con el cansancio. Si tuviéramos días más tranquilos, se notaría en la forma de educar a los hijos”. Además, afirma que otro factor es la presión de la sociedad sobre cómo ejercemos nuestro papel de madres.
Imagine el siguiente cuadro: Va por la calle y a su pequeño de tres años le da una rabieta, ¿qué es lo primero que viene a su mente? este niño me está haciendo quedar mal ante los demás y se siente juzgada en cuanto a la crianza. Es decir pensamos primero en nosotros como padres y no en como corregir su comportamiento de niño.
Otra causa de molestia, según explica Jové, es que “creemos que por transigir un día, nos va a pasar siempre. No pasa nada porque un día no hagan algo, se salten una norma o les ayudemos si están cansados. Ellos saben que es esporádico”. En este caso la recomendación es que seamos más flexibles, creo que de esta manera disfrutamos más esta aventura de ser madres. Al respecto la sicóloga añade, “queremos hijos que de mayores sepan negociar, pero ¿cómo van a hacerlo si siempre tienen que obedecer lo que usted dice? no ocurre nada por ceder, excepto en cosas que atenten contra la vida”.
¿Y cómo evito gritar?
Aunque el detonante del grito, por lo general, es la desobediencia al mandato, cuando esto ocurra lo ideal es que pueda retirarse para no perder el control, cuando hacemos esto baja el nivel de molestia. Pero si ya explotó, lo recomendado es disculparse, esto le enseña a los pequeños que sus padres se equivocan y son capaces de asumirlo. Si cree que este material puede ayudar a otras madres le invito a que lo comparta. Así podemos motivar a muchas que al igual que usted y yo nos hemos equivocado, pero que deseamos que nos digan: mamá, ¡lo estás haciendo bien!
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