Adaptarse al cambio debería ser uno de los mandamientos clave en los habitantes de la era digital. De esto, no puede estar divorciado el elemento rapidez pues, en un parpadeo cambian muchísimas cosas. Hoy, te presento una breve historia de mi relación con Steemit y las clases que me llevaron a quedarme definitivamente en él.

Julio 2017. La constante insistencia de @jokossita por unirme a esta red no cesaba. El tiempo seguía corriendo y yo, postergando la creación del perfil. Entre obligaciones académicas, laborales, musicales y culturales se fue colando la inquietud por hacerlo. Pero en diciembre sucedió: me decidí y abrí mi primera cuenta.

La espera estuvo llena de altibajos: al principio estaba ansiosa por la llegada del correo de confirmación; luego, dejé que invadiera mi bandeja de entrada sin mayor emoción. En enero llegó lo más esperado, sin embargo, a pesar de las repetitivas advertencias en cualquier idioma, adivinen qué pasó... Sí. Perdí mi cuenta. Bravo, campeona.

La historia no llega hasta ahí. En febrero recibo una invitación del personaje anteriormente mencionado jajaja -a ella, un agradecimiento público por su perseverancia y dedicación para enseñarlo todo acerca del mundo Steemit- para las primeras clases de esta red en Barquisimeto. ¡El universo estaba enviando las señales para que retomara el camino!

Asistí a la convocatoria. Recuerdo que era un martes bastante caluroso y que llegué tarde junto a dos amigos. También, el pasillo largo que tuvimos que recorrer para llegar al salón adecuado para la ocasión: piedras y arena a los lados, una segunda puerta donde tuvimos que pedir acceso, el vibratto de la puerta como señal de aprobación a nuestra visita, unos diez o doce escalones para subir, cruzar a mano izquierda y ¡voilá!

Sinceramente, no pensé que tantas personas atenderían al llamado; fue realmente una sorpresa conseguir a pocos conocidos en un mar de steemianos neófitos, otros con algo de camino recorrido y dedos de una mano me sobrarían para contar a aquellas con una trayectoria concreta.

Aproveché un espacio junto a una ventana para mitigar las altas temperaturas y me dispuse a obtener los conocimientos para aplicarlos aquí. Tanto el tiempo como la información fueron limitados para que la jornada no resultara abrumadora dado nuestro estado en relación con la red social, pero lo importante se hizo: dar el primer paso.

Seguuuundo round

La tarde calurosa de un sábado más pizza y Coca Cola, pocos días luego de ese primer encuentro, fue el ambiente ideal para seguir compartiendo experiencias y conocimientos acerca de esta red. Les soy sincera: la edad entre los asistentes no era tan distante pero aún así, me sentía mucho mayor, cosa común en mi día a día. ¿La causa? Algunas referencias actuales de las cuales no estoy enterada jajaja. Sin embargo, dejé este sentimiento a un lado para aprender un poco más de mis pares.

Allí, gracias a @lauraesfeliz, aprendí a cómo relacionarme -inicialmente- con el Markdown, del cual sigo investigando para aplicarlo a mis artículos y seguir difundiendo el conocimiento a través de este medio.

Efecto Dominó

¿Les dije que era coleccionistas de mantras? Uno de mis favoritos es El conocimiento es del universo y a él, debe retornar. No me puedo quedar con todo aquello que he aprendido de mis profesoras y lo que he leído en otros artículos. ¡Tengo que compartirlo!

Una vez aplicados los conocimientos obtenidos en las clases de Steemit, comencé a hacer “mi ejército de steemianos”: animar a amigos que sé que tienen el potencial para esta red social para que se unieran. Poco a poco está creciendo el número y debo destacar a @angibale, quien ha conseguido su propio nicho en Steemit y está creciendo muy bien.

Nos toca seguir contribuyendo a hacer crecer esta red y la comunidad barquisimetana y venezolana de steemians, así que andaremos por aquí un buen rato.

P. D. Todas las fotografías son de Jokossita :)