Desde que tengo memoria la música ha sido parte de mi vida, recuerdo que en el auto de mi padre no podía faltar un clásico de "Earth, wind and fire" o de "Yes", ni hablar del gran "Phil Collins". Sin duda alguna tuve la bendición de estar rodeado de buena música mientras crecía y alcanzaba mi adolescencia. Sin embargo cuando tome la decisión de ser guitarrista descubrí que mas allá de tener un hobby en mis manos, tenia la puerta hacia otro lugar.

La música tiene la capacidad de jugar con nuestras emociones, nos puede hacer sentir tristes o felices en cuestión de segundos al escuchar una melodía de tonalidades mayores o menores. Me di cuenta que cuando empezaba a tocar solo pensaba en que acordes podía hacer para que sonara bien, poco a poco fui desarrollando un estado de "Inercia" en el que no pensaba lo que iba a hacer sino que dejaba que mi instinto y mi oído dictaran los movimientos que mi mano iba a realizar para seguir tocando.

Sin darme cuenta podia durar horas tocando en mi habitacion basandome en emociones que tenia antes de tomar el instrumento y las mismas que yo creaba mientras interpretaba algo. En ese momento entendi que la musica te ayuda a alejarte de los problemas e inquietudes, es capaz de relajarte, de dejarte canalizar todo lo que lleves dentro y enfocarlo a una melodia o ritmo, si estas enojado o triste la musica es capaz de ser tu confidente y nunca te dara la espalda.

Ya tengo 22 años de edad y no hay ningún problema que no converse con mi guitarra, me ayuda a relajarme para ver las cosas con mas claridad y tomar la decisión correcta, me divierte, me hace reír y me hace llorar, pero al final siempre doy gracias por tener la oportunidad de viajar a ese mundo tan inmenso llamado "Música".