El gobierno de décadas de la familia Assad sobre Siria: la minoría alauita domina a la mayoría sunita.
La familia minoritaria alauita Assad ha gobernado Siria durante más de cinco décadas, con Hafez al-Assad (1970-2000) y su hijo Bashar al-Assad (2000-presente) manteniendo un firme control del poder. A pesar de ser una minoría en una población predominantemente sunita, debido a una combinación de factores, los alauitas han logrado dominar el sistema político, la economía y el ejército.
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Primeros años: el ascenso al poder de Hafez al-Assad
Hafez al-Assad, miembro de la comunidad alauita, llegó al poder en 1963 después de un golpe militar que llevó al poder al Partido Baaz. Consolidó su posición eliminando a rivales potenciales, incluido su hermano, Rashid al-Assad, y estableciendo una fuerte red de leales dentro del ejército y el gobierno.
Divide y vencerás: explotar la tensión comunitaria
Hafez al-Assad explotó hábilmente las tensiones sectarias entre la minoría alauí y la mayoría sunita para mantener su poder. Ascendió a los alauitas a puestos clave en el gobierno, el ejército y la economía, y al mismo tiempo utilizó a grupos islamistas suníes como los Hermanos Musulmanes como contrapeso al poder alauí. Esta estrategia les permitió competir en ambos bandos, asegurando su supervivencia y dominio.
control económico y seguridad
La familia Assad ejerció un control económico significativo a través de empresas estatales, cárteles comerciales y redes de clientelismo. El primo de Bashar al-Assad, Rami Makhlouf, se convirtió en una figura clave en la maquinaria económica del régimen, amasando una gran riqueza e influencia. Este control económico permitió a Assad mantener su poder y recompensar a sus leales mientras suprimía la oposición y la disidencia.
dominio militar
El ejército sirio, dominado por los alauitas, sirvió como columna vertebral del régimen. Hafez al-Assad aseguró que el ejército permaneciera leal promoviendo a los alauitas a altos cargos y utilizándolo para reprimir rebeliones encabezadas por suníes, como la masacre de Hama de 1982, en la que se estima que murieron entre 10.000 y 40.000 personas.
La sucesión y los desafíos de Bashar al-Assad
Después de la muerte de Hafez al-Assad en 2000, su hijo Bashar tomó el poder, inicialmente disfrutando de un amplio apoyo de la comunidad alauita. Sin embargo, la presidencia de Bashar enfrentó desafíos cada vez mayores, entre ellos:
Crisis económica: la economía de Siria, muy dependiente del petróleo y las exportaciones agrícolas, se vio duramente afectada por la crisis financiera mundial y la pérdida de mercados clave.
Guerra civil: La guerra civil siria, que comenzó con las protestas de la Primavera Árabe de 2011, enfrentó al régimen con una oposición diversa, incluidos grupos islamistas suníes, milicias kurdas y fuerzas seculares.
Presión internacional: El régimen de Assad enfrentó un creciente aislamiento internacional y sanciones, particularmente de Estados Unidos y la Unión Europea, debido a abusos contra los derechos humanos y una brutal represión contra la disidencia.
El papel de la comunidad alauita en el conflicto
A pesar de ser una minoría, los alauitas han desempeñado un papel importante en el conflicto, y muchos de ellos sirvieron como combatientes leales, milicianos y funcionarios gubernamentales. La dependencia del régimen de los leales alauitas ha sido crucial para mantener su poder. Sin embargo, la guerra también ha creado divisiones dentro de la comunidad alauita, y algunas personas y familias huyen del país o rompen con el régimen.