Concurso de Arte "SPLINTERLANDS" | Semana 31 | UNA GRAN TORMENTA DE ALMAS ϟ👻ϟ
👻ϟ UNA GRAN TORMENTA DE ALMAS 👻ϟ
Con un enorme calor y cansancio caminaba Silvershield Paladin por el desierto. Tenía más de tres horas pensativo, había algo en su interior que le anunciaba un mal presagio. A su lado iban más de diez mil Silvershield Warrior dispuesto a pelear con todo su poder con tal de llevar a cabo la misión. En el medio de la tropa, iba una gran y hermosa carreta donde reposaba la hija del Paladín, quien padecía una rara enfermedad que al parecer no tenía cura.
Un chamán de su Splinter le había confesado que no pasaría de una semana de vida. Ya para entonces, la hija de tan solo 12 años empezaba a mostrar muchos signos de debilidad.
-Esta es una enfermedad demasiado grave y extremadamente poco común. La vida solo me ha alcanzado para conocer dos personas que lo han padecido, mi tatarabuela y tu hija. Es prácticamente una enfermedad incurable... o casi incurable.
-¿Qué quieres decir con "casi incurable"? -preguntó Silvershield Paladin con un brillo de esperanza en sus ojos.
-Ah... Bueno, esto no debería decírtelo. Hay cierto manantial de agua brillante y transparente del cual dicen que quien se bañe allí, estará limpio de toda enfermedad, maldición o padecimiento.
-¿De verdad? ¿Dónde queda ese sitio? Dime y reuniré a todos mis hombres para ir en su búsqueda de inmediato.
-Desgraciadamente no tiene una ubicación, solo dicen que si vas al norte sin cruzar, llegará un momento en que te lo encontrarás. Te podría llevar meses o años encontrarlo... o quizás al día siguiente de partir.
-Yo solo quiero salvar a mi hija, no importa que tan lejos sea.
-Me gusta tú determinación, ojalá la conserves hasta el final. Llévate a todos tus soldados, el camino será fuerte. Llévate a tu hija y sobretodo, a la sabiduría y valentía. Esto que vas a hacer no es nada fácil.
Y así fue como todo ocurrió, ahora Silvershield Paladin se hallaba con gran decisión junto a tropa, tratando de encontrar aquel sitio donde podría curar a su hija.
Tres días después de partir, se encontraron con un cementerio de lápidas inmensas. Había mucho frío y solo estaba iluminado por la luz de la luna. Cruzaron poco a poco, con mucha cautela, sin hacer mucho ruido, pero...
-¡ARGHHHH! -gritó un Silvershield Warrior. Cuando todos voltearon a ver qué le había pasado, se encontraron con su cadáver en el suelo, con un hueco en el pecho lleno de sangre, a un costado se llama un grupo pequeño de Skeletal Warrior.
-Así que es cierto... es cierto de lo que dicen de los humanos, que son todos un osados. ¡Esto es nuestro territorio y pagarán por entrar aquí!
Esa noche hubo el solsticio de verano más largo del mundo, pues duró 78 horas la noche, durante la cual se desató la batalla entre los Skeletal Warrior y de los diez mil Silvershield Warrior. De estos últimos solo se perdió un 8% en batalla. Allí mismo enterraron a los que cayeron en batalla, para luego despedirse de sus cuerpos y seguir el camino.
Caminaron mucho más tiempo y el Silvershield Paladin empezaba a preguntarse si podría llegar su hija con vida hasta el final. El médico que iba en la excursión había dicho que la fiebre estaba aumentando y que estaban haciendo todo lo posible para estabilizarla. El Paladin sentía más pesada todas las cargas que tenía hasta entonces: asegurar la vida de todo, llegar al final, salvar a su hija y descansar, por fin, de tanta guerra.
Había muerto una pequeña parte de sus soldados, pero él sabía que inevitablemente en una guerra siempre habrá muertos y heridos... A pesar de ello, esa conmoción lo aturdía aún más el pensar que más adelante pudiese llegar a perder más de sus tropas, pues consideraba a todos como de su familia.
Justo terminaba de pensar en ello, cuando en frente se encontraron con un enorme volcán que dentro de poco haría erupción. El Paladin luego de analizar les gritó a todas las tropas:
-¡DEBEMOS AVANZAR RÁPIDO! A ESTE VOLCÁN LE QUEDA MÁXIMO 8 HORAS PARA ENTRAR EN ERUPCIÓN. EL OTRO LADO NO ESTÁ TAN LEJOS, ¡PODEMOS LLEGAR A TIEMPO SI AVANZAMOS YA!
Y todos se armaron de valor y comenzaron a caminar a paso rápido por las orillas del volcán. Habían pasado 3 horas y ya iban por mitad de camino cuando un inconveniente se les presentó...
-Vaya, vaya, vayan... miren a quien tenemos aquí -dijo Fire Elemental, mientras surgían de las llamas del interior del volcán-. ¿Hace cuánto tiempo no comemos carne humana asada? ¡Uff, muchísimo tiempo! Ahora es el momento de darnos un enorme banquete.
Y se abalaznaron sobre los Silvershield Warrior... Y si, comenzó la segunda batalla.
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Pronto las orillas del volcán se convirtió en un campo de batalla, se escuchaban alaridos, quemaduras, roces de espadas, gritos y demás... El Paladín andaba en el mando y gobernaba los escuadrones. Solo cuando vio que las Fire Elemental tenían más poder porque estaban cerca de una fuente inmensa de fuego, decidió "despertarlo".
Hace tiempo había capturado a un Colosal Water Elemental en el océano, con una estatura de más de 20 metros de altura. Por lo general no medían más de 3 metros... pero habían excepciones. Sacó un enorme barril de agua, pero antes gritó:
¡Una vez rompa el jarrón todos huiremos para el otro lado del volcán! Solo tenemos una oportunidad...
Y clavó su espada en el jarrón de agua, rompiéndolo y derramando muchos litros de agua que fueron dando cuerpo al Colosal Water Elemental:
¡ARRRRRRRRRR! -Fue el rugido de este gran monstruo, que se estiraba cada vez más hasta alcanzar 20 metros de altura.
Todas las Fire Elemental quedaron petrificadas cuando vieron a su enemigo natural frente a ella, ¡y de más de 20 metros! No sabían que hacer, estaban en shock, porque tenía a la muerte misma sobre ellas. Solo cuando unas de las Fire Elemental, entró en consciencia, se abalanzó con valentía hacia el monstruo gigante, lanzando rocas calientes.
De inmediato toda la tropa de Shilvershield Warrior comenzó a correr hacia el otro lado del volcán. El Paladín los alentaba a todos a cruzar rápidamente, mientras veía las últimas imágenes de aquella batalla, donde el Colosal Water Elemental arrasaba con las Fire Elemental, ambos perdiendo el control.
La noche llegó y con ella la desolación. Uno de los Silvershield Warrior le dio un reporte al Paladin de todos los soldados que habían muerto hasta entonces, dando un total de 34%. A pesar de no ser una cifra tan grande, el Paladin lloró desconsoladamente por todos sus amigos muertos en batalla, sentía su pena de muerte como a una familia. Duraron en pena toda la noche por los caídos.
El día llegó, el sol se mantuvo en la cima, todos se armaron para el camino y el Paladín estaba aun más empeñado en seguir y encontrar la cura para su hija, y así no dejar todas aquellas muertes en vano.
No duraron ni 1 segundo para darse cuenta que habían llegado al sitio que estaban buscando. Después de haber cruzado el volcán, pasaron 3 días más, combatiendo con quienes se atravesasen en su camino, con tal de cumplir la meta... Estaban aun en el desierto, solo había sol, insolación y un hermoso y perfecto oasis frente a ellos.
Los ojos del Paladín y sus soldados no lo podrían creer. Sentían que estaban ante el cielo mismo, frente al agua que tenían, el pequeño arroyo, la cascada y un bosque pequeño.
Es aquí... finalmente llegamos. ¡Ahora mi hija será salva! -Exclamó el paladin, extasiado de tanta alegría.
Todos fueron corriendo para el oasis, muchos se quitaron sus armaduras y comenzaron a bañarse y quitarse la arena del cuerpo. Otros comieron frutas de mango, manzanas y uvas que habían cerca... pero el paladín no perdió tiempo y llevó a su hija en brazos hacia el gran árbol de la cima, donde había un pequeño bosque.
-Volveré -confirmó el paladín a sus subordinados-, ¡volveré con mi hija curada! Mientras tanto, sigan divirtiéndose para que la reciban con alegría.
En las raíces de un árbol, había un pequeño y resplandeciente arroyo, con unas cuantas Wood Nymph cantando una hermosa melodía que calmaba los miedos y pesares. De inmediato supo que era allí, depositó su hija en las aguas cálidas y la dejó flotar. Las Wood Nymph hablaron al mismo tiempo:
-La enfermedad de tu hija es incurable, pero si la quieres mucho, puedes hacer algo... Todo en esta vida es un intercambio, siempre debe ser equivalente. Nada se puede recibir totalmente gratis. Debes entregar algo de igual valor que tu hija para ti.
Después de tanto pensar, lo supo, eran sus amigos. Debía sacrificar a todos sus subordinados, a aquellos guerreros que lo acompañaron hasta el fin, con tal de curar a su hija. Duró más de 5 horas llorando, se debatía enormemente en su interior si debía o no hacerlo.
Luego, tomó la decisión y se los dijo.
Las Wood Nymph curaron a la niña en el arroyo de agua cristalina y recuperó la consciencia. De inmediato abrazó al padre mientras reía enormemente con una tonta e ingenua felicidad. El Paladín se despidió y se fue, no sin antes ver que su niña se hubiese dormido en sus brazos como un angelito, para que no viera el gran mar de muertos a orillas de aquel oasis...
Mucho tiempo después, cuando el paladín había llegado a su reino, con su hija en brazos y rebosante de vida... el alma de todos sus compañeros muertos por aquel sacrificio, se materializó. Una energía tan negativa se formó que el viento se hizo más palpable. Rayos, centellas, gritos, oscuridad, miedo, todo lo negativo se formó en una tormenta... EN UNA TORMENTA DE ALMAS.
Enfurecidas, prometieron buscar venganza... Iban tras el Paladin. Al final no se supo qué fue peor, si el remedio o la enfermedad.
CONTINUARÁ...
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