El universo incognoscible.

El universo incognoscible.
Miles de millones de estrellas nacen y mueren cada segundo en las profundidades del espacio infinito.
Y todo lo que vemos es la luz de estrellas extinguidas hace mucho tiempo.
La estrella hace tiempo que se apagó, la vida a su alrededor desapareció, civilizaciones desconocidas cayeron al abismo. Y sin embargo, millones de años después, vemos su luz en el cielo.
Porque un año luz no es una unidad de tiempo. Es una distancia medida. Una distancia aún fuera del control del hombre.
... Estoy en la orilla de un vasto océano y creo mi universo.
Pompas de jabón como nuevos planetas rebotan en mí y vuelan en su viaje final.
Algunas desaparecen enseguida
Y otras son recogidas por la brisa marina y llevadas a lo desconocido.
Son como pequeños planetas que giran en el aire, brillando con todos los colores del arco iris.
Y soplo burbujas una y otra vez.
A veces pienso que soy el creador de un nuevo sistema solar.
Cómo me gustaría que la vida surgiera en mis planetas arco iris.
Cómo deseo que mis planetas vivan una eternidad larga y feliz.
Y de repente, me siento realmente como un dios.
Sí, sí. Un dios para estas bolas de jabón.
Porque depende de mí decidir cuántas de ellas vuelan hacia lo desconocido hoy y cuántas mañana.
Y depende de mí qué líquido jabonoso hago para ellas.
Y depende de mí el tamaño de cada globo. Especialmente el primero y el último...
...Hoy es mi cumpleaños. Es totalmente mi día.
Por la mañana apago el móvil, me pongo una cómoda chaqueta polar y una gorra de béisbol con el logotipo de mi equipo de baloncesto favorito.
Luego preparé un cubo de líquido viscoso para burbujas, añadiendo un poco de aceite de lavanda para aromatizar.
La orilla del mar me recibió con una ligera brisa y el alegre chapoteo del agua cristalina.
Dejo el cubo en la arena y despliego la cómoda silla de camping.
Sí, hoy es un día especial.
Crearé un nuevo universo y lo llamaré con mi nombre.
Daré vida a nuevos y diminutos planetas y los liberaré hacia el océano.
Encontrarán su camino. Y vivirán tanto como las estrellas en el espacio. Sólo en proporción a su tamaño.
Y seguiré soplando burbujas en el océano hasta la noche.
Al principio, el océano no me prestará atención.
Pero al atardecer salpicará una ola en mis zapatillas por sorpresa y preguntará:
«Tío, ¿haces todo esto por mí?».
Doy un paso hacia su suave ola y sumerjo las manos en el agua tibia.
«Sí, y por ti también, gran océano», respondo.
«¡Así que hagámoslo juntos!». - El agua se agita
«¡Hagámoslo!» - Acepto y meto el cubo de líquido de burbujas en el agua.
El océano se revolverá con canas, añadirá frescor marino al olor a lavanda y soplará la maleable espuma directamente sobre sus olas.
Enormes pompas de jabón, recogidas por el viento, se adentrarán en el océano con sus hermanos más pequeños, duplicando, triplicando y cuadruplicando el número de planetas de mi universo.
Y yo levantaré las manos, dando las gracias al océano, y gritaré de alegría.
Así es como los sueños se hacen realidad. Incluso los más tontos y ridículos.
Y así es como la gente se convierte en la más feliz de la Tierra.
¡Gracias, gran océano!
Gracias a todos los que inventaron las burbujas.
Gracias a la Tierra, al sol y al universo.
¡Yo, un diminuto átomo del universo, he creado hoy algo extraordinario!
Yo he creado todo el universo.
Hoy no es sólo mi cumpleaños.
Hoy es el cumpleaños de mi universo.

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