"Una imagen una historia"
Cuando era niño y veía la película de Robocop, me sentía inmensamente orgulloso del defensor blindado de los débiles e indefensos.
¡Cuántas horas pasé frente al espejo con un casco de juguete de un robot policía, protegiendo el mundo del mal!
Y soñaba… Soñaba con ser tan fuerte, invulnerable e implacable con el mal en el mundo...
Esos sueños infantiles me llevaron primero a la academia militar y luego a un escuadrón de fuerzas especiales de élite.
Y ahora puedo decir que he luchado contra el mal en el mundo.
Luché con éxito y sin piedad.
Si sumamos todas las operaciones exitosas de nuestro equipo de fuerzas especiales, tendríamos material suficiente para una buena serie de varios episodios.
Y siempre ganábamos.
Sí, perdimos a compañeros en batalla, estuvimos ausentes de nuestras familias por mucho tiempo, pero éramos vencedores.
El comandante siempre me advertía que el mal es traicionero y astuto. Decía que acecha a las personas en los momentos más inesperados. Y siempre se venga por completo.
El mal me vengó con una mina antipersonal durante una operación de limpieza que lideraba.
Los médicos no pudieron salvar mis piernas.
"Hoy en día fabrican excelentes prótesis", dijo el cirujano después de la operación, "casi no vas a cojear".
"¿Y correr? – pregunté – ¿Podré correr?"
"Primero recupérate", respondió el médico con incomodidad, "luego hablaremos de correr".
Entendí que mis amadas carreras matutinas en el parque nunca se repetirían...
La enfermera que cambiaba mis vendajes todas las noches escuchó mi conversación con el médico.
Después de uno de los procedimientos, silenciosamente encendió su teléfono y lo acercó a mis ojos.
En la pantalla, un chico sin brazos competía en natación en los Juegos Paralímpicos, luchando con otros nadadores.
Luchaba con furia, con desesperación.
Y ganó.
Ganó donde parecía imposible ganar.
La enfermera apagó el teléfono, me miró y dijo:
"Para vencer al mal, primero debes vencerte a ti mismo. Ese nadador es un vencedor. ¿Y tú?"
Nunca me consideré un cobarde. Pero después de esa conversación, entendí que mi vida no terminó con la pérdida de mis piernas. Y cómo será mi nueva vida, depende solo de mí.
Cuando me llevaron por primera vez a la sala de rehabilitación con las nuevas prótesis, colgué la foto de aquel nadador sin brazos en los extremos de las barras paralelas y caminé hacia él y de regreso durante horas.
Así fue durante muchos días.
Los médicos me miraban con desconcierto e intentaban limitar mis entrenamientos.
Pero yo seguía avanzando hacia mi Meta.
Cuando regresé del hospital, ya podía correr libremente en mi parque favorito.
La gente me miraba sorprendida, observando mis piernas de titanio, y asentían con aprobación.
Cada kilómetro que corría me daba confianza y fuerza.
Y un día, durante una carrera, me encontré con mi antiguo entrenador.
Miró atentamente mis prótesis y dijo:
"Tú ya no eres un inválido. Eres un atleta forjado. Es hora de que corras más rápido hacia tu Sueño. Te está esperando".
Al día siguiente, ya estaba probando nuevas prótesis deportivas, diseñadas especialmente para sprints.
Y un mes después, el entrenador me sugirió participar en una competencia oficial de atletismo.
Aunque participé fuera de concurso, logré obtener un lugar en el podio.
El entrenador me elogió y dijo:
"Arrancas lento debido a las prótesis. Pero tu final es extraordinario. Pronto se llevará a cabo el campeonato nacional para la selección del equipo paralímpico del país. ¿Quieres participar?"
¿Quiero? ¡Por supuesto! ¡Es mi sueño!
… El gran estadio vibra de tensión. La carrera final de velocidad es siempre la joya de cualquier campeonato. Y yo estoy entre los finalistas. ¡Tengo la oportunidad de representar al equipo paralímpico de mi país!
Los velocistas tomaron sus posiciones de salida y esperaron el disparo.
Cerré los ojos y vi a aquel nadador sin brazos que venció a sí mismo, a sus oponentes y a todo el dolor del mundo al mismo tiempo.
Me guiñó un ojo y dijo:
"¡Tú puedes! ¡Adelante, a la victoria! ¡Te espero en la meta!"
El disparo del pistolete de salida me lanzó como una catapulta. Cada molécula, cada átomo de mi cuerpo se impulsaron hacia la línea de meta.
No vi a mis oponentes, no vi a los jueces, no vi al público.
Lo vi a él.
Él me esperaba en la meta.
Y gané.
No, nosotros ganamos!
https://steemit.com/hive-185836/@franyeligonzalez/2nxydy-nuevo-concurso-or-una-imagen-una-historia
Excelente cuento. Se han visto casos de policías y militares que pierden partes de su cuerpo y se recuperan de esta forma.
Suerte en el concurso.
¡Muchas gracias!
Hola amigo buenos días, muchas gracias por participar en el concurso, te recuerdo que la entrada debe ser publicada en la comunidad de Xpilar que es donde se hizo el concurso. Una historia muy inspiradora, la realidad es que nuestra mente muchas veces es la que nos limita. Saludos!