PAGAR EL PRECIO
Debes estar dispuesto a pagar el precio.
Es normal tener un sueño. Todos tenemos ese que nos desvela a veces. Ese que nos hace sentir que todo puede llegar a ocurrir. Todos tenemos un sueño que imaginamos tan cerca que creemos que se hará realidad mañana. Y sí, algunos pueden llegar a hacerse mañana, pero los que verdaderamente valen la pena, o los sueños que van a quedarse por un largo tiempo, quizás para siempre, son aquellos que requieren que luches por ellos.
Son esos que te necesitan trabajando el lunes a las 7 de la mañana. Esos que te piden que estés persiguiéndolos hasta pasadas las 12 de la noche. Porque los sueños no son fáciles de alcanzar, peros sí valen la pena.
Los sueños requieren su tiempo se siembra y su tiempo de cuidado hasta el día del cultivo, ese día en el que se recogen los frutos tras una larga y trabajosa espera. Los sueños te exigen que estés pendiente de cada detalle mientras estás en la busca de la tierra prometida. Los sueños son como esa flor que requiere del cuidado con agua y sol. Los sueños son como plantas y a la vez sirven para fertilizar tus esperanzas sobre el futuro. A veces los sueños son todo lo que necesitamos para continuar en pie.
Pero algo que te da tanto no puede ser tan fácil de conseguir. Y son los sueños, mucho lo que nos dan. Alguna vez escuché la frase “Si es difícil de alcanzar, vale la pena”. Y es que los sueños que de verdad merecen la pena, son realmente difíciles de alcanzar.
Por eso, debes estar dispuesto a pagar el precio. El de estar cansado después de cada jornada. El precio de recibir golpes que parecieran el último. El precio de levantarte después de cada caída. De limpiar y lavar tus heridas, subir la mirada y continuar el camino. Porque el resultado pagará en creces por el dolor del proceso. Debe sestar dispuesto a perder amigos, a enfrentarte a tus dudas. A ignorar las críticas. Debes estar dispuesto a buscar a quien quiera acompañarte. Pero si nadie quiere ir contigo, debes caminar solo. Tranquilo, luego se sumarán a tu marcha.
Cuando ya no puedan detenerte se sumarán a tu marcha. Cuando ya no les hagas caso a las críticas, se sumarán a tu marcha. Cuando vean que vas en serio, se sumarán a tu marcha.
Todo ese precio debes pagar: Soledad, cansancio, desgano, tristezas, golpes, caídas.
No tomes la ruta corta. No tomes el atajo, no tomes el camino sin espinas, porque los que van fácil, vuelven fácil. Los que llegan rápido, regresan de visita porque creen que será nuevamente rápido.
Sé de los que paga el precio, porque pagar el precio será aquello que te de lo que mereces. Si no pagas el precio también. Seguro, si no pagas recibirás lo que debas recibir.