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La emblemática escritora argentina, Alejandra Pizarnik, a través de sus obras, en su mayoría poemas, con principios de orden surrealista, muestra una serie de temáticas relacionadas con, la muerte, la soledad, el dolor, y la infancia, que la caracterizan como un ser sensible y de pensamientos críticos. Su producción literaria tiene el poder de transmitir a sus lectores su pasión por la escritura y el deseo de ser escuchada. En estas se encuentra inmerso un discurso autobiográfico en el que se cuestiona la fragmentación del yo poético y se reafirma a la vez que cuestiona la identidad del/a poeta. Del mismo modo se evidencia un discurso sobre la escritura del cuerpo ante un rechazo al cuerpo y crisis de identidad presentes en la autora, que fueron liberados por medio de la representación textual del cuerpo.
Al ser portadora y creadora de nuevas visiones del mundo a través de su imaginario puesto en escena entre el papel y la tinta en sus innumerables obras literarias, que hasta nuestros días siguen siendo estudiadas, analizadas y disfrutadas por sus lectores aficionados. Se encuentra una de sus obras más destacadas escrita en prosa titulada:
“La Condesa Sangrienta”
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La libertad y el poder un peligro mortal.
Alejandra Pizarnik, a través de sus escritos sumerge a cualquiera que se atreva adentrarse en su mundo surrealista e incomparable. Entre sus obras más destacadas se encuentra, “La Condesa Sangrienta” publicada en el año (1971), ésta fascina de tal manera a Pizarnik al ser un texto estudiado y desglosado por enésima vez por diversos autores que como ella quedaron encantados, entre ellos destaca Julio Cortázar, quién fue un gran amigo de Pizarnik. Pero sin duda alguna el personaje responsable de la inspiración en la poeta argentina que la llevó a desarrollar una glosa en prosa, titulada, “La Condesa Sangrienta”, fue Valentine Penrose, que a través de su biografía, publicada en París en 1957 bajo el título de, “La contesse sanglante”, la cual exalta la muerte sumergida en la historia original, tema en el que Alejandra ha expresado en varios de sus escritos.
La posibilidad de avalar la postura que sostiene que este texto singular se acerca a la condición de poema en prosa se apoya, por otra parte, en la constancia de que su escritura fue contemporánea de los poemas luego publicados en forma de libro como “Los trabajos y las noches” (1965). Dirijamos nuestra mirada a algunos de ellos:
Invocaciones: “Insiste en tu abrazo, redobla tu furia, crea un espacio de injurias entre yo y el espejo, crea un canto de leprosa entre yo y la que me creo”.
Silencios: “La muerte siempre al lado. Escucho su decir. Sólo me oigo.”
Entre los diversos textos que se pueden encontrar referidos a dicha obra, se encuentra uno en particular, de la investigadora venezolana Patricia Venti en el año 2008. Al reflejar que la obra de Pizarnik claramente aborda la tradición gótica perteneciente del siglo XVIII y a la del Barroco época anterior.
Por otro lado, esta es una obra inspirada en hechos reales sobre la Condesa Erzbet Báthory de Hungría, que al casarse con apenas 15 años de edad con un héroe de guerra, el general Ferencz Nadasdy con quien se fue a vivir lejos en el castillo de Csejthe, donde la soledad y la melancolía la llevarían al extremo de cometer los actos más horribles de crueldad y muerte, lo cual la lleva a reunir increíblemente en una persona los peores e inimaginables instintos del hombre. Perteneciente a una familia de aristócratas más importantes de Transilvania, sus parientes más cercanos siempre pertenecieron a cargo de grandes rangos políticos como lo fue su tío, Esteban I Báthory, príncipe de Transilvania, quién luego se convirtió en rey de Polonia a finales del siglo XVI. Aunque no solo existieron reyes, también estuvo la presencia de, hechiceros, libertinos o invertidos, hasta héroes militares.
Por supuesto que Alejandra Pizarnik altera por completo el orden lógico del relato expuesto por Penrose, al darle una serie de arreglos de índole subjetivos y ciertamente poéticos.
Ahora bien, entre los diversos temas que se centran en ésta obra Pizarnik da vida a la Condesa a través de impulsos sádicos, en el que la escritora se siente plenamente identificada ante su personalidad y el presente sentimiento de melancolía y soledad. Estos impulsos están presentes en Báthory a causa de querer preservar su juventud y no envejecer jamás. La melancolía es un factor latente en el ser humano que nos puede sumergir en lo profundo de nuestra mente hasta el punto de perder la cordura, para Freud en su obra “Duelo y melancolía”, publicada en el año 1915, señala que:
“el individuo melancólico necesita del acto constante y renovado que le permita olvidar su estado de depresión melancólica”. (1915)
Esto se logra observar claramente en el tratado de la obra, El espejo de la melancolía, donde describe:
“Vivía delante de su gran espejo sombrío, el famoso espejo cuyo modelo había diseñado ella misma...Tan confortable era que presentaba unos salientes en donde apoyar los brazos de manera de permanecer muchas horas frente a él sin fatigarse”, (1971).
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Ante ésta descripción es claro que, la Condesa busca desesperadamente el yo, pero al estar presente un sadismo feroz, esa búsqueda se convierte en un misterio de descubrir el yo en el otro. En un sentido extraordinario pasa desde la búsqueda del sujeto melancólico a la búsqueda de desgranar el sentido de su existencia en aquello que odia o ama.
En otros de los fragmentos del mismo tratado se percibe cómo la melancolía puede llegar a ser tan peligrosa frente a la libertad del ser humano que posee poder social, al ser expresado de la siguiente manera
“…la sombría y hermosa dama se parece a la alegoría de la melancolía que muestran los viejos grabados. Quiero recordar, además, que en su época una melancólica significaba una poseída por el demonio.” (1971)
Por consiguiente, el poder que representa Báthory debido al prestigio de su familia de aristócratas le permitió cometer los peores actos de crueldad hacia su semejante inferior a ella, aunque también logró torturar a personas de su mismo rango social, al tener una absoluta libertad de hacer lo que quisiera con la ayuda de sus sirvientes y criadas, así como también el empleo de la alquimia y la magia negra, por supuesto que, con ayuda de una hechicera, obsesionada con alejar la vejez de su cuerpo usando los medios necesarios como, talismanes, hiervas mágicas, amuletos y el peor de todos, baños de sangre, sangre proveniente de los cuerpos puros e inocentes de jóvenes comprendidas entre los 12 y 18 años de edad que al ser torturadas, masacradas hasta dejar su cuerpo sin vida, Erzébet con frialdad disfrutaba de aquellos actos llenos de sadismo, en el que la bruja la impulso a cometerlos, ya que, según ella eso mantendría su bella juventud.
Pero con el pasar del tiempo un enemigo latente en la vida, el cuerpo de la Condesa deja salir a la luz su deterioro y es allí donde los crímenes se afloran al condenar plebeyas, al ser esto sugerido por una nueva hechicera ya que su antigua servidora desapareció repentinamente, en el que aseguró que a cambio de usar sangre roja usara sangre azul. A partir de allí, comenzó la caza de las hijas de los gentileshombres y la lucha personal de la Condesa ante la soledad sin mostrar resignación alguna.
El simple hecho de poder cometer esta serie de asesinatos sin recibir ningún castigo durante más de 6 años, demuestra para esa época el poder que poseían las familias aristócratas, y, que, incluso en nuestros días aún persiste. La libertad que poseía Erzébet sin duda alguna solo podía emplearla dentro de sus morada al hacer el mal, sin embargo, esto no fue impedimento para ella al continuar con su enfermo y diabólico plan de preservar su juventud sin importar el precio que debían pagar sus víctimas. Schilling un reconocido filósofo en sus diversos estudios sobre el mal y la libertad considera que: “el mal surge por el deseo de un conocimiento y de una libertad ilimitada, y es la misma libertad la que posibilita la aparición del mal”, (2009), del mismo modo señala:
“Esa libertad no es una libertad absoluta, sino una libertad condicionada, que viene marcada por su propia forma de nacimiento, por su modo de advenir a la existencia.” (2005).
Tomando en consideración lo expresado por dicho autor, la maldad de la Condesa predominó su libertad, pero no una libertad plena sino una libertad condicionada a su modo de vivir, alejadas de todos, entre grandes muros de cemento que rodeaban su castillo, que emanaba olores putrefactos a cadáveres y sangre. Estos actos de locura se resumen al ser expresados en la obra de la siguiente manera: en el tratado, “La fuerza de un nombre” Pizarnik expresa:
“No es casual que el escudo familiar ostentara los dientes del lobo, pues los Báthory eran crueles, temerarios y lujuriosos.” (1971)
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En el siguiente tratado “torturas clásicas” se logra apreciar cómo eran mutiladas y maltratadas las jóvenes que murieron a causa del poder de Erzébet. Al describir lo siguiente:
“…y se las arrastraba a la sala de torturas en donde esperaba, vestida de blanco en su trono, la condesa. Una vez maniatadas, las sirvientas las flagelaban hasta que la piel del cuerpo se desgarraba y las muchachas se transformaban en llagas tumefactas; les aplicaban los atizadores enrojecidos al fuego; les cortaban los dedos con tijeras o cizallas; les punzaban las llagas; les practicaban incisiones con navajas (si la condesa se fatigaba de oír gritos les cosían la boca; si alguna joven se desvanecía demasiado pronto se la auxiliaba haciendo arder entre sus piernas papel embebido en aceite…”
La maldad de la Condesa finalmente fue condenada, a pesar del temor que los pobladores sentían ante su nombre protegido por los Habsburgo una influyente y poderosa casa real de Europa, que fueron incapaces de hacer la denuncia ante el rey, sin embargo, después de tantos rumores y sospechas de la crueldad que yacía bajo las paredes del castillo, finalmente se obtuvieron pruebas siniestras y la Condesa fue condenada al encierro de por vida en su propia morada, ante las acusaciones ella con total serenidad no negó ninguna. Así lo expreso en el último tratado de la obra, medidas severas. “…sin negar las acusaciones de Thurzó, declaró que todo aquello era su derecho de mujer noble y de alto rango.”
Para culminar, las ilustraciones de la obra de Pizarnik complementan su universo por la atracción de lo perverso. Cristina Piña demuestra esto a través de su biografía de Alejandra Pizarnik, sobre la atracción que sentía la poeta por Georges Bataille, escritor francés, hasta llegar a un punto en el cual lo perseguía en sus andanzas parisinas sin decidirse a abordarlo. No es casual que la vida de Alejandra Pizarnik se haya adecuado tan bien a la idea de “escritor maldito”, que va de la mano con su atracción por lo nocturno, siguiendo una de las ramas de la tradición romántica. Y en esta obra “La Condesa Sangrienta” la escritora lo hace notar en su totalidad, del mismo modo en el último tratado de la misma, titulado, “Medidas Severas”, donde escribe:
“…Ella es una prueba más de que la libertad absoluta de la criatura humana es horrible.”
Es claro que, reconoce que el ser humano está lleno de misterios y maldad al poseer un alto nivel de poder económico y social hasta el punto de llegar a perder la cordura y atentar contra su semejante.
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Alejandra Pizarnik. Iluctración, Santiago Caruso.
Interesante tu artículo.
Porque no te has esmerado en la presentación/maketación, solo te mereces un minivoto.
Saludos.
Gracias!
Soy nueva acá y no conozco muy bien el manejo de esta plataforma...
El tiempo te dará las habilidades necesarias, @literarte,
Mientras tanto, constancia.
Claro que sí! @freyman. Gracias por tus palabras.