De lo que somos

Nos sentimos reguardados en el hablar de los arboles, su voz es la que llena nuestras tardes, pesé al hambre y el cansancio, el dolor de nuestros pies o la ligereza de nuestra ira, somo seres que sopesan la mirada en el tiempo que esclarece conforme languidece. Somo una suerte de poetas neobeats, de personajes de Cesar Davila Andrade, de mentalidades construidas por Dostoievski y sin embargo estamos aquí siendo un cuadro impresionista, un Monet o un Renoir, estamos siendo un millar de flores que se extienden por doquier, eso es ser lo que somos y lo que nos distingue.
La poesía es la rama de la vida que la define.
Somos en ese caso la poesía encarnada en las tardes cálidas del trópico, la flor que despide un aroma que jamás regresa, qué tan eternos podemos ser o que tan genuinos, eso depende de nuestros pies, dice una poeta que huida se forja en el vientre, pero mi vientre es estéril de huidas.
Cuando llegue el siguiente atardecer espero poder darte un abrazo que acabe las dudas que te empujan al dolor y la autoflagelación, espero se el ave que anochecida encuentra la lucidez y hace consejo ante tus ojos, que te detengas para alzar vuelo, para encontrarnos en cumbres superiores y ulteriores, pero jamás definitivas.