Es en esa arca de la noche en donde me salvo del diluvio de faenas que trae consigo ser un humano que debe manualmente asegurar su subsistencia y otras complejidades más allá de los instintos. Ese diluvio que me ahogaría en una depresión y una esquizofrenia terribles volviéndome un grano de polvo barrido por la civilización para limpiar su maquinaria. Pero la noche es mi refugio. Este mismo ovillo que deshilo en estas palabras es posible gracias a la noche. Sería difícil hacerlo durante el día, dadas mis circunstancias actuales de carencia alarmante de ocio. La noche me salva.
Esto es poesía con infinidad de adeptos, mi Guille. Tus palabras son tan hermosas que es difícil evitar viajar con ellas por esos mundos y claroscuros que nos pintas.
¡Un abrazo gigante e infinito, mi amigo! Extrañaba tus letras.
Gracias por siempre venir a recibir mis textos, Zeleira. Siempre es un gusto escribir y tener esta bienvenida. Te felicito por mantenerte siempre escribiendo por este medio.