Noche iluminada

in #relato3 years ago (edited)

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Días atrás, mientras caminaba por la vereda, la luna llena, tan magnífica, iluminaba mi sendero como un faro a un barco en plena ventisca. Esa noche era uno de esos momentos donde un cúmulo de pensamientos agobiaba mi mente. Donde mis pensamientos me atormentaban y me hacían sentir como a la deriva en mi propia vida.

Debo confesar, que cada día que pasa, es una lucha incesante contra una vieja amiga, que consume cada parte de mi ser. Esa vieja amiga que llega a tu vida, luego que cumples cierta edad y entiendes que no todo en la vida es fácil y que la incertidumbre llega a ser parte de tu cotidianidad.

Mi vieja amiga, se llama Ansiedad y nunca se va de mi lado, aunque su presencia sea de menor o mayor intensidad. He aprendido a ignorarla, pero se que está ahí. Hay días que trata de gobernar mi existencia, llevarme por el sendero de la oscuridad, sin dejarme sentir el alivio de la esperanza que las cosas pasan y que todo cambiará. Solo me muestra lo negativo de la vida y que por mucho que hagas cosas para cambiar, todo será igual o peor. Esos tóxicos pensamientos, inducidos por la ansiedad, gobiernan tu mente hasta cortarte la respiración y querer desaparecer de la faz del planeta. Han sido muchos los días, donde busco refugiarme en la meditación para luchar contra la ansiedad y la necesidad de controlar y planificar el futuro de mi existencia, en especial, en los tiempos que corre, donde la humanidad vive un mundo lleno de incertidumbre.

Sin embargo, hay otros días que me despierto y logro vencer a la ansiedad. Le sonrío a la vida. Respiro profundo y doy gracias por ello. Me rodeo de la naturaleza, como los árboles que simbolizan la vida plena. Son esos momentos, donde mi vieja amiga, se olvida por unos momentos de mi y deja que un halo de esperanza ilumine mis caminos para continuar por ese sendero, que se llama vida.

No es sencillo. Es como un vaivén continuo, pero lucho contra la ansiedad para poder darle alivio a mi alma.

Y en momentos como esa iluminada noche, donde unos turbios pensamientos ahondaban mi mente, me detuve unos instantes a admirar a la luna llena resplandecer. Alcé mis brazos hacia el cielo estrellado y sonreí aliviada.

Como dicen, al final del túnel oscuro, siempre te esperará la luz.