Somos nada - Carta de la Luna al Sol.

El amor es esa chispa de adrenalina que corre por todo
lo que somos cada vez que vemos una sonrisa,
que vemos una mirada,
que vemos en la pantalla de un móvil ese nombre,
lo que me pasa a mi cada vez que oigo tu nombre.

Muchas veces no es necesario ser algo para sentirlo.
Son las pequeñas cosas, como un par de ojos
vibrantes o una sonrisa petulante y tierna,
que terminan haciendo eco en nuestro interior
y esa resonante melodía nos va conduciendo a bailar
con aquel compás feliz que produce la existencia de esa persona.
El nostálgico, alegre, melancólico y
distante compás que causas en mi;
ese que hace preguntarme ¿Qué somos?
Somos nada.
¿Qué es lo que soy yo en ti?
Puedo asegurar que no ocupó más que
un pequeño espacio de tus días.

Estoy segura que no aparezco danzando
en tu mente como tu lo haces en la mía;
se que no produzco la melodía del amor en
tus cuerdas pero, como lo dije,
cariño no es necesario ser algo para sentirlo;
no es necesario que tu lo sientas para que hagas música en mi.

Sueño con un te amo saliendo de tu boca
y metiendose en mi pecho,
esparciéndose por cada rincón.
Luego caigo abruptamente en cuenta
recordando que no son más que sueños,
recordando que somos nada.
Un par de extraños
que han cruzado algunas palabras
y una que otra sonora sonrisa a la distancia.
Que sólo soy la chica amigable
de grandes mejillas y ojos alegres,
esa de la suave luz,
que a veces es azul
y a veces de tu color es.

Sabes querido sol,
las personas de la tierra se encuentran refiriéndose al amor todo el tiempo,
pero solo sienten deseo la mayoría de las veces.
Si le preguntas alguien cuando fue la última vez
que una lejana sonrisa causó una avalancha de emociones internas,
muchos dirán que han pasado muchos días
con esas emociones muertas
y otros simplemente dirán,
que es algo sin sentido que no quieren vivirlo.

Si me preguntaran a mi se entrarían
de que tu te has convertido en mi dorada ilusión,
en el protagonistas de mis sueños dorados
que a veces tarareo en canción.
Se entrarían de que tu sonrisa escasa y
tus ojos llenos de dulzura que aparecen por instantes,
se han convertido en una dulce melodía que brilla y danza
como una suave brisa dorada aquí, en mi interior.

Querido Sol, quizá te suene algo loco todo esto que te escribo.
Quizá sea un poco cobarde no ir directamente a decirtelo
pero cada vez que voy a tu encuentro, declino;
por miedo al rechazo, declino.
Solo miro como te vas con tu dorada luz a darle calor
a la tierra que llene de frío.