Autorretrato: Crisálidas y mariposas. slothicorn

Yadira Zambrano
Óleo/lienzo
1.35x1.35cm
2017
Tovar-edo. Mérida-Venezuela

¿De dónde nace? del selfi, del sentir la necesidad de crear a partir de mí propia imagen, el “Yo” como auto-interpretación, auto-introspección de todo aquello que por naturaleza me fue otorgado… el estar, el ser, el sentir y el vivir por momentos, en un proceso de la no transición donde por tiempos me siento encapsulada presa de mí propio Ser, quizá para esconderme del dolor o de la soledad… esto sucede, pero poco a poco me voy modificando para eclosionar y formar nuevas, sutiles y sedosas estructuras sólidas.

El proceso de elaboración se desarrollo en un espacio donde la creatividad y la evolución broto a flor de piel, entre cafés, registros fotográficos, pinceles, imágenes, lienzos, paletas de vidrio, flores, óleos de vistosos colores y aromas increíbles despertaron constantes posibilidades del hacer, del observar más allá de lo que por premura no vemos… ¿La técnica? si el propio y magnifico puntillismo ese estilo de pintura que pretende representarse a través de diminutos, llamativos y cromáticos puntos puros de color, donde se representa el detalle por yuxtaposición del mismo formando un todo… ¿Cuántos puntos de colores? ¿Cuánto tiempo para culminar la obra? ¿A quién fue dirigida la obra? Todo un acontecimiento del nuevo florecer.

Las miles de crisálidas y mariposas sobre la cabeza en representación del nuevo renacer, del después de estar inmersa entre variadas etapas donde se originaron alegrías y tristezas, la sensualidad, el esperar, la desesperación, el amor y el no amor, el tiempo.

Las cejas y ojos cubiertos por una sombra donde se deja apreciar el negro profundo como la noche… la piel entre mezclas de amarillos y azules produciendo los más fuertes y sutiles verdes presentes en la naturaleza, el blanco presente para crea difuminaciones, los anaranjados con betacarotenos que producen sensaciones sagaces, y sin olvidar los brillantes y cálidos rojos… el bermellón y el carmesí donde se complementan recorriendo los labios provocando ser descubiertos e invitando a quedarse, las perlas adosadas al cuello en resignificación de la belleza y poder de pertenencia, todo junto como un despliegue de emociones y sensaciones vividas y por aún vivir.