Distanciamiento Social, NO Socialmente Distantes

in #sociedad5 years ago

¿Cerca o lejos?

Durante los últimos meses, la mayoría de los ciudadanos del mundo entero hemos tenido que cumplir con ciertas recomendaciones y exigencias sanitarias derivadas de la lucha contra el COVID-19. Además del imperante lavado de manos y el uso de mascarillas, el llamado es a quedarse en casa y salir en casos estrictamente necesarios, en los cuales hay que practicar lo que se ha llamado distanciamiento social.

En principio se había dicho que al salir de casa, además de portar mascarilla, era necesario mantener una distancia de al menos un metro con respecto a las demás personas para protegernos del contagio directo de las partículas que los demás pudieran expulsar al toser o estornudar. Recientemente esa medida fue incrementada a los 1,8 e incluso a los 2 metros. Pero no es sólo exigida en el exterior. Dentro de sus casas, a las personas también se les ha pedido disminuir, cuando no eliminar, los abrazos, besos y apretones de manos con sus semejantes. Todo esto deriva en un inevitable distanciamiento físico entre las personas. Ver desde tu ventana a tus familiares, vecinos o amigos y saber que no puedes salir a estrecharlos entre tus brazos, o que tienes que esperar aún algunos meses para poder invitarlos a una barbacoa, puede resultar duro para algunas personas.

Pero otros han tomado la medida de la cuarentena o el aislamiento para comportarse de una manera que podría llamarse socialmente distante que, aunque suena parecido a distanciamiento social es exactamente lo opuesto. Mientras que éste último es una medida sanitaria de distanciamiento físico, el primero es un alejamiento psicológico y emocional. Es justo y necesario aprovechar los espacios que da la cuarentena para hacer un trabajo introspectivo e individual. Si la gente quiere aprovechar su confinamiento para leer libros, ver películas, probar nuevas recetas, hacer ejercicios o sencillamente descansar, están en todo su derecho. Lo que llamo estar socialmente distante no tiene nada que ver con la soledad o con la individualidad.

Es más bien un rechazo inmediato a cualquier tipo de contacto. Si han tenido que salir de sus casas habrán podido notar que algunas personas caminan presurosas, malhumoradas y que mediante un lenguaje soez y un tono de voz elevado despotrican contra quienes se cruzan por su camino, tratan mal a los vendedores de los comercios, a los clientes, o sencillamente han olvidado lo cortés de dar los buenos días o las gracias. A ellos se suman los que ignoran cualquier saludo, señal o palabra y siguen su camino; incluso, dentro de sus propias casas son quienes rechazan llamadas o no contestan mensajes, como si hubieran desarrollado (quizás ya la tenían) una aversión hacia los demás. Sin embargo, no se busca condenarlos, sino entenderlos primero y luego animarlos. Este comportamiento puede estar motivado por el dolor, la incertidumbre, el miedo y otras emociones que los testigos no podemos conocer. Pero es necesario recordarle a esas personas que ningún hombre es una isla, mucho menos una jaula.

Afortunadamente, no representan a la mayoría. Una gran cantidad de personas ha encontrado una forma de no alejarse a pesar de haber tomado distancia. Y esa es una de las ironías de esta situación, el haber alejado nuestros cuerpos para acercar nuestras almas. La humanidad, en su mayoría, ha desarrollado una gran empatía con sus semejantes y el hecho de que la crisis sea global (geográfica y socialmente) como no había existido otra, ha conducido a que podamos identificarnos no sólo con nuestros vecinos sino también con personas que están al otro lado del mundo y tengamos un aprendizaje global. ¿Y qué hemos aprendido? Varias cosas, pero entre ellas que cualquier acción cuenta. Los doctores, trabajadores de la salud, personal de mantenimiento y aseo, encargados de los despachos a domicilio, agricultores, establecimientos de ventas de alimentos y medicinas, todo ellos tienen un papel relevante en estas circunstancias. Pero los que no se dedican a ninguna de estas labores también pueden hacer algo. Todos podemos hacer algo.

Los teatros han ofrecido presentaciones vía online de la misma forma que los cantantes han realizado conciertos desde sus casas, las bibliotecas virtuales han liberado contenido, museos, casas culturales y otras instituciones están ofreciendo visitas virtuales, lecturas de cuentos, cineforos, cursos de fotografía, redacción, informática... y todo esto de forma gratuita, para apoyar a las personas que se quedan en casa. Hay gente en los balcones cantando para sus vecinos, abuelitas de noventa años cosiendo mascarillas, empresas de pornografía donando mascarillas e insumos médicos, personas comprando, haciendo y distribuyendo alimentos entre los más necesitados... todos están aportando su grano de arena. Es un error pensar que no se tiene nada que ofrecer en esta situación. Todos podemos aportar algo. "El mayor de los errores es no hacer nada porque sólo podemos hacer poco. Haz lo que puedas". No tienes que ser enfermero y salvar mil vidas, o donar quinientas bolsas de comida; basta con un gesto sencillo hacia una persona que puede ser incluso alguien cercano a ti. Tu aporte puede ser algo tan simple como unas palabras para quién necesita oírlas o un oído atento para quien necesita desahogarse. Así que mientras todo esto pasa, mientras aún tengamos que permanecer en confinamiento, aislados del resto, mientras aún tengamos que seguir esperando para volver a abrazar nuestros cuerpos, vamos a abrazarnos desde el alma. Eso dotará de mayor emoción y significado los futuros contactos para los cuales falta ya un día menos. Quédate en casa, cuida tu vida y la de los tuyos, pero esparce tu amor. Ese contagio es necesario.

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Enhorabuena, su "post" ha sido "up-voted" por @dsc-r2cornell, que es la "cuenta curating" de la Comunidad de la Discordia de @R2cornell.

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¡Excelente reflexión! En esta situación, todos podemos poner nuestro granito de arena, independientemente de nuestra profesión u oficio. Todo aporte por pequeño que sea, suma.
Saludos

Muchas gracias por su valoración y por leerme. Saludos.