Florezcamos en valores
Es frecuente en nuestra vida que escuchemos que nuestra manera de actuar y de ser va a depender siempre de los valores que nos hayan inculcado nuestros padres, maestros y cada persona que interviniene en nuestro crecimiento. Y con todo esto, continuamente es que los valores nos ayudan a crecer en una sociedad armoniosa cautivada por un desarrollo de la humanidad.
Es comprensible que hoy por hoy nos pregunte ¿para qué son los valores? Y nuestra respuesta con frecuencia sea, que ayudan a la dinámica humana de la sociedad influyendo en nuestra personalidad y a la vez nos permite influenciar los procesos de socialización humana. Sin embargo, nunca nos hemos preguntado ¿Cómo podemos florecer en valores?, para madurar en valores debemos caminar en un proceso de valoración personal, el cual conlleva distintas etapa de nuestra existencia y éstas se van reflejando en el como vemos la vida, a través de las circunstancias que se presenten día a día.
Las personas experimentamos e interpretamos las vivencias de formas distintas, produciendo en nosotros cambios significativos tanto en lo personal como en nuestro núcleo referencial. Sin embargo, los valores no es algo que se aprende y de una vez se incorpora en nuestra personalidad, debe transcurrir un tiempo para que aquello que nos ha nutrido como seres humanos, llegue a sembrarse en nuestro subconsciente creciendo o floreciendo con esto una personalidad; la cual nos ayudará a desenvolvernos en cada entorno social.
Debemos tener en cuenta algo de gran importancia para nuestra vida, los valores no existen aparte de las cosas, sino por el contrario es la valoración que cada persona le da a las cosas. Los valores no son subjetivos ni objetivos, sino ambos a la vez, ya que como seres consciente valoramos los objetos y estos a la vez presentan características para que nosotros podamos valorar. Es decir, podemos dinamizar nuestras acciones y nuestra vida según lo que creamos conveniente para nuestro propio entorno y por ende complacernos a nosotros mismos.
El descubrirnos o florecer en valores implica un renuevo de expresiones significativas para nosotros, provocadas por las personas, las cuales a través de sus actos lo hacen visible a nosotros; captando fácilmente la coherencia entre el pensar y el hacer, a la vez que comuniquemos lo que verdaderamente creemos, respetando el sentir y el decir de un tercero. Se debe conformar el “bien-ser” y el “bien-estar” de las personas sin emitir apresuradamente un juicio sobre cada cosa.
¿Y por qué no?, afirmar que para la existencia de una sociedad en siglos futuros debemos reconocer que el vivir y florecer con cada día en valores en necesario para la coexistencia social en donde no solo importemos como individuos, sino importemos como un colectivo que busca ampliar sus horizontes pensando y aplicando para enamorar nuevamente a las “personas en sí mismas y en los otros”. Se tiene que valorar la vida y el desarrollo de ella en entornos que aún son desconocidos pero que se hace necesario experimentar, y que con esto se busque cada segundo renovar el esquema valor-actitud de las sociedades que han sido configuradas con un estímulo de respuesta a comportamientos tan controversiales de nuestras historia. Invitemos a estas generaciones y a las por venir a cambiar su estimulo de respuesta y a su propia visión ampliando sus experiencias con sus expectativas.
Que tu vida sea de alegría y tu slogan siempre el amor. @agatav