Bajo mundo - Capitulo VI / ‘’Somos insurgentes’’.
Bajo mundo.
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Salí a la superficie, los cables cortados hacían corto circuito por los aires, el vidrio de mi mascara se empaño de inmediato.
Un paso tras otro. Una reacción en cadena. La torrencial lluvia batallaba con la peste del gas, la ropa empapada pesaba más de lo que pensaba. Ojala este problema terminara al caer la ultima gota, con un chasquido ahogado a nivel del suelo. Sabíamos que el destino no seria tan amable, su hostilidad no tiene fin. ¿Una guerra?.. yo diría que todo parecía un teatro, la mejor obra de teatro, capaz de consumir quienes le dan vida y desangrar al más valiente. Sin embargo allí estábamos, aun con esperanzas de lograr algo, simplemente algo que cambiara nuestro futuro, ser alimento para las bestias no es nada agradable... y aunque lentamente terminábamos con el mismo final en común, por lo menos los haríamos sufrir o bueno, por lo menos moriríamos con la conciencia en paz de que luchamos, resistimos.
En grupos de diez avanzamos con rapidez por las calles, todos en silencio. Las bestias podían escuchar muy bien y ver en la oscuridad ni se diga, con el corazón en la mano y las bolas de corbata nos adentramos en aquella espaciosa avenida en dirección al centro, no se escuchaba ruido de algún combate. Luego de caminar entre escombros y una mezcla de carne y concreto durante una media hora aproximadamente, llegamos.
Nos detuvimos y esperamos las ordenes... también esperábamos encontrar a los demás sobrevivientes. Un soldado escalo al tercer piso de un edificio en ruinas, esperamos en silencio, el silencio atormentaba la espera. Hasta que al fin se voltea y hace señas con una mano indicando la dirección, aparentemente los encontramos o por lo menos el los había visto. El panorama no podía ser mas sombrío, comenzaba a escampar y el frió era inmenso. Empezamos a caminar muy lentamente, debíamos atravesar la avenida para llegar a donde estaban ellos.
Justo a mitad de la calle aquel sonido nos congelo... una nave apareció de la nada. Todos imaginamos lo peor, nos preparamos para disparar pero entonces < ¡Hey! nooo, no hagan ruido, aun no nos ven, de prisa corran > El miedo distorsionaba mis sentidos cada vez que aparecía, creo que nunca aprenderé a controlarlo. Nos giramos y corrimos lo más silencioso posible, la nave se acercaba rápidamente, los faros buscaban a cualquier desafortunado para ejecutarlo, pobre de aquel que quedara expuesto bajo su rayo de luz. No sabia a donde corría pero no tarde en ver aquella reja entre abierta con un hombre haciendo señas. Entramos de uno a uno por aquella puerta y nervioso esperaba mi turno de entrar... tic tac, tic tac
¡Entre! y aun quedaban hombres afuera. Pensé que no lo lograrían, la nave estaba a punto de verlos, pero la adrenalina nos hace hacer cosas inhumanas. Tan pronto como el ultimo paso, se cerro la puerta y quedamos en completo silencio, en segundos solo se escuchaba el aterrador sonido de aquella maquina pasando a través de los edificios, el suelo temblaba, del techo caía arenilla... donde estábamos nos encontrábamos de nuevo en completa oscuridad, todos aterrorizados viendo como el resplandor del faro atravesaba la parte inferior de la reja, como si supieran de nuestro escondite. Que difícil es tragar cuando piensas que estas a punto de morir, esperamos que nos volaran en pedazos, contuvimos la respiración... ¡cerramos los ojos!... Nada pasaba, el tiempo se detuvo. Recordé aquellos días en que solo me importaba hacer música con mis amigos, jugar al fútbol con mi hermano, disfrutar todo el tiempo que pudiese con mi novia... hablar con mi madre. ¿Cómo les explicaría que no las abandone?... aunque eso parecía.
Después de un tiempo de tembladera, escuchamos como se alejaba el sonido de la nave, abrimos ojos, la luz se había ido, que ironía, nunca estuvimos más felices de haber quedado en la oscuridad.
Bajamos al estacionamiento del edificio, y si, efectivamente habían unos 50 o más hombres en aquel sitio. Tenían una lampara que iluminaba casi todo el lugar, de resto se veían los destellos de las linternas. El líder de la GEAR-MADH que se encontraba con nosotros se abrió paso entre la gente, se saco su mascara y dirigió la palabra a alguien entre los que se encontraban en ese bajo mundo al que habíamos llegado < ¡Un poco de aire fresco cabrón! ya te hacia destripado, JAJA maldito seas Leomar... > parecía que hablaba con alguien que conocía. Cuando de pronto entre las sombras salio esta figura de un hombre pequeño y delgado, con un casco blanco, solo se podían ver sus ojos.. brillantes y sin miedo. < Pues aquí me tienes, más vivo que nunca, ¿que te parece? > Seguido de un estrechón de manos y un fugaz abrazo entre carcajadas que impregno el ambiente de un extraño alivio y optimismo.
Cada quien tomo un sitio para descansar. Desabroche mi casco y lo colgué junto a la mascara a un costado de mi bolso. me senté en el capo de un coche, saque mi caja de cigarros que estaba vuelta mierda por el agua... milagrosamente aun quedaban tres cigarros intactos en ella, saque uno. Busque incesantemente mi yesquero, imagino que en algún momento del corre corre se me había caído. Me empezaba a molestar... < ¿Quieres fuego? ¡ten! ¡ahí te va! > Un sujeto me lanzo un yesquero, que alivio... me mataban los nervios. Sostuve el cigarrillo con mis labios mientras lo prendía, fue difícil con tanta humedad pero después de una pequeña lucha prendió. Fume, solté el humo lentamente. Es increíble como este vicio logra estabilizar mi mente.
Compartí aquel pálido cigarro con el sujeto que me presto su yesquero. La ropa empapada era un fastidio, nadie decía nada, solo se nos escuchaba temblar. Los lideres hacían una especie de plan para salir mientras que los demás descansábamos.
Mirando al suelo pensaba: ¿Por que motivo causar tanto dolor? No debería estar aquí, nadie debería estar aquí... ¿Cuando nos descuidamos tanto?. Tanto odio y rencor, tantas ganas de lograr cosas que se han disuelto en este mar de balas, ya no podían quitarnos más. Quizás afuera ya todos estaban muertos, como quería estrenar el revolver... No volvería a ser un esclavo de nuevo, de esta maldita guerra saldría con libertad y con las viseras fuera de mi. ¿Seria capaz de disparar en el momento justo?.. sin duda alguna.
Una voz interrumpió mi pensadera. < Vengan chicos, acérquense y escuchen atentamente > Salte del coche, tome el bolso y trate de estar lo más cerca del centro en el circulo que hicimos para recibir las instrucciones.
< Los planes han cambiado un poco muchachos, les pido que mantengan la calma para poder llevar a cabo el plan, les pido total colaboración, nuestro hermano de lucha Leomar dirá algunas palabras > En ese momento, este hombre pequeño se puso en medio y se quito el pasamontañas que le tapaba la mitad de la cara. Para sorpresa de muchos tan solo era un jovencito, tendría unos 17 años cuando mucho... Pero ahí estaba, con su cinta morada en el brazo y aquel porte de líder guerrero. Con una cara muy seria nos vio a cada uno de nosotros.
¿Qué diría entonces? ¿Cuál seria nuestra próxima misión suicida? ¿Qué cosas habían cambiado?...
Maravillosas las influencias de Metro 2033 en tu relato
Para imaginarse a ''Ciudad Central'' en el contexto de la historia es una muy buena referencia. Pronto traeré más detalles.
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