Sabía que el abuelo estaba grave, pero, no sabía que punto. Había salido de viaje del país, solo pude saber de él por lo que mi madre me decía y veía como estaba por fotos, pero no tenía idea que estaría así.

No lo había visto desde que había vuelto de ese viaje; pero cuando fui a visitarlo, lo que vi me afectó un poco, y no porqué él físicamente estuviese mal, si no, era por todo lo demás. Al llegar salude a la abuela, la cual me recibió con mucho cariño y entusiasmo, sus ojos, empañados de lágrimas por la emoción de haber regresado después de dos años, luego con bastante estima, saludé a mi tía, ellas vivían juntas. Después de un rato de hablar con ellas, junto con mi madre, y una prima, llega el momento de ver al abuelo, que para las horas que había estado en aquella casa, en esa sala, aún no había visto.

El abuelo estaba bastante viejo, era innegable, pero algo captó bastante mi atención, toda aquella habitación quedó a la expectativa; su expresión fue de desconocimiento total.