El Paraíso de mi Patio| Relato

NOTA DE AUTOR

Padres y madres... éste va para ustedes. A diario escuchamos sobre problemas en el hogar, y lo más común para resolverlos es la violencia. Pero lo más lamentable es que los más pequeños son los que los sufren. Espero reflexionen con este relato, inspirado en esas situaciones que lastiman realmente a los más inocentes.

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El Paraíso de mi Patio

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Fuente: PIXABAY

Cada vez que los oigo pelear, parto a la maravillosa tierra de Vatue. Ahí no hay gritos, ni golpes, solo pajarillos que te silban canciones y hermosos ciervos danzarines. Lo mejor son los duendes amistosos, que te ofrecen golosinas y hacen arcoíris solo para ti. Así es, es toda una tierra soñada que me espera en el patio de mi casa. Lo único malo de todo es que debo regresar, porque si no mis padres se molestan mucho.

Aunque últimamente estoy pensando seriamente en quedarme para siempre, y no ver como se dañan entre ellos, cómo papá golpea a mi mamá y ella le responde con arañazos. Estoy harta de ellos, harta de sus arrebatos de ira que terminan por destruir cualquier baratija capaz de quebrarse. ¡Prefiero quedarme aquí con mis nuevos amigos!

Antes solo lloraba y les suplicaba que pararan, pero ellos no me escuchaban y terminaban por lastimarme entre sus golpes. Aun lo recuerdo y aun me duele… ver sangrando a mi mamá por la nariz, ver sus moretones en los brazos… verla retocando las cicatrices con mucho maquillaje para que otros no las notaran. ¿Pero por qué hablamos de eso? Mejor hablemos de Vatue…. ¿ya les he dicho que aquí nadie pelea?

En Vatue todos nos amamos y nos apoyamos. Los abrazos son algo muy común, y las sonrisas pueden verse en todos lados. Y lo más estupendo, es que aquí tengo otros padres, idénticos a los que esperan en mi casa, solo que más amorosos, más felices, y siempre me preguntan por la tarea y me llevan a las clases de Ballet. Sin duda son mis mejores padres, porque los otros se olvidan prácticamente de que existo. Nunca compartimos, ni siquiera en la cena, porque incluso comiendo los oigo insultarse y maldecirse. Siempre me pregunto ¿qué de malo tiene una zorra? Es solo un animalito, pero mi padre siempre menciona al animal y lo compara con mi mama. Perdón, perdón, dije que ya no hablaría más de ellos… sigamos hablando de Vatue.

Lo cierto es que esta tierra es un encanto, y aún más para una niña a la que le encanta ser feliz… como yo. Las Hadas me dicen que no llore porque a veces ellas me ven llorar por mis padres del otro mundo; dicen que me olvide de ellos… pero yo simplemente no puedo hacerlo, a pesar de estar muy lejos de ellos, a pesar de odiar sus peleas… los sigo amando más que nunca. Por eso odio verlos lastimarse… no quiero que se lastimen. Solo quiero verlos sonreír, darse un abrazo. ¿Cuánto no he deseado ir a comer helados con ellos? Ojalá mi casa fuera como Vatue, así no tendría que dejarla.

Dije que ya no hablaría de ellos, pero no puedo hacerlo, porque me persiguen hasta mi lugar feliz. A veces regreso tarde y los encuentro dormidos, mi papá en el sofá y mi mamá en la habitación. Sin que lo note, abrazo a mi padre y lo arropo del frío con alguna chaqueta, mientras que mi madre… a ella la beso en la mejilla y me acuesto junto a ella, aferrándome a su rostro lastimado; a veces me abraza y lloramos juntas hasta que el sol nos sorprende. Para mi es el mejor momento de mi vida, mucho mejor que los recuerdos de Vatue… ojalá los viviera más a menudo.

Fuente: PIXABAY

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El relato es creación original de: @alinsonchangir